Hay que estar tranquilos, escuchar, no
buscar respuestas. La mayoría de las personas no espera que uno
solucione nada. Están buscando sus propias soluciones y respuestas.
Sólo necesitan a alguien en quien puedan confiar para compartir
mientras buscan alguna solución. Dada la oportunidad, encontrarán
sus propias respuestas.
sábado, 30 de noviembre de 2013
viernes, 29 de noviembre de 2013
QUÉ SABEMOS...
Todos vamos a pasar en
nuestras vidas varias pérdidas, así que lo mejor es saber
acompañarnos sin juicios, sin apuros, sin histerias, sin categorías
morales absolutas, desde la humildad, desde la absoluta fragilidad,
que nos da compartir esa situación que todos transitaremos alguna
vez.
Vemos de regreso del
logopeda un autobús de niños con parálisis cerebral y Manuela me
comenta “ cuando esté así no me lleves en un autobús de
esos...me ingresas en un centro y me traes películas de CSI y cosas
de esas...”
Sabe lo que dice, pues en
la E.L.A. no se pierde nunca la conciencia. Siempre sabrá lo que le
está sucediendo.
- Ya, ya...tú sigue
comiéndote el coco sobre el mañana y a mi me dejas lo de
hoy...pero no creo que te compense.
Y nada más. Eso es todo
lo que había que hablar...acompañar en silencio más que con tanta
palabra o frases hechas, desde un abrazo apretado más que con un
discurso y desde el respeto más absoluto por la humanidad, por la
historia y las características propias y diferentes del otro que
está empezando a caminar por un camino que, ¿quién lo sabe?,
quizás recorra yo antes que ella.
jueves, 28 de noviembre de 2013
UN NIÑO GRANDÓN.
Me admira Manu, ahora que puedo observarla...
Hay un tipo de persona que a uno le da miedo: el tipo que
desprecia la vida cuando ve gente buena, personas ejemplares, vidas
limpias...y no porque no se lo crea, sino porque se lo cree y le
fastidia su contemplación. Está harto del bien, de la belleza, de
la entrega de otras personas a los demás. No está cansado del mal,
está cansado del bien.
Manuela, en su enfermedad, se está mostrando como una niña.
Vive alegre, presumiendo de sus amigas, de su gente, de los hijos de
los vecinos, a los que obsequia con detalles que no olvida...¡presume
mucho de todo lo que le rodea!.
Por dentro lleva lo suyo, pero no trasciende.
Mucha gente envejece con sus pecados, algunos pecados les arrugan
siendo jóvenes hasta más allá del siglo. Y el alma se marchita en
ellos. Se va muriendo el chaval que había en ellos , su inocencia,
su alegría, su generosidad...hasta caer en un escepticismo caduco,
deteriorado y triste.
Y a Manuela la siento en esa niñez alegre.
Sólo Dios, que es un Niño Grandón que crea las cosas con la
Alegría de los niños, puede hacernos volver a ése otro que fuimos.
O un amor que nos haga otros.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
SOR MARÍA DEL MAR.
Ayer falleció una buena amiga, sor
María del Mar, superiora de la comunidad de Santa María Real de las
Huelgas en Valladolid, y directora del colegio que está anexo al
monasterio.
La conocí por una visita comercial.
Nos caímos bien, y contrató la empresa más cara, la mía...” me
das confianza”. Hoy sabrá todo de mi, así que, bueno...
Después , una jornada solidaria del
colegio, conoció a Manuela...
Hace un mes estuve con ella en una
reunión. Se despidió delante de los que allí estábamos, y pidió
que nos portáramos bien con su gente.
A la salida, en un aparte, le conté lo
de Manuela.
No puedo ahora escribir lo que me dijo,
¡maravilloso!. Era una mujer de Fe.
Esta tarde le recé y hablé con ella
de Manuela.
Llego a casa y leo esta frase del Papa
Franciso “A menudo nos comportamos como controladores de la gracia
y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana,
es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a
cuestas".
Así era María del Mar , una monja sin aduanas, a la que le
tomaba el pelo con que “¿qué Mar es el suyo?”...¿Cantábrico,
Mediterráneo, Atlántico?...
Y ella contestaba “¡el que tú
quieras!”.
martes, 26 de noviembre de 2013
SOLOS.
En principio, salvo
milagro que espero, te estoy acompañando a partir.
En este camino los
procesos se dan de una manera muy personal. Hay quien rechaza toda
ayuda, se rebela, se encapsula...otros , poco a poco, aceptan su
destino...en fin, cada persona es un mundo: el del que lo padece, y
el que lo acompaña.
La gran mayoría de las
veces es un proceso que se genera en paz, en calma y en un silencio
que debe ser el más sagrado posible.
Hay dos situaciones- sólo
dos- que nadie nos enseña en esta vida: nacer y morir.
Todo lo demás nos lo han
enseñado. Estás leyendo esta entrada porque alguien te enseñó a
leer, has desayunado porque alguien te enseñó a coger una
cucharilla y revolver el café con leche...¡todo nos lo han
enseñado!
Nadie nos dijo cómo iba a
ser nuestra entrada en la vida. No había alguien que nos aconsejó
“mira, tienes que hacer esto, o lo otro, dame la mano, se hace así,
no tengas miedo, la gente que hay allá fuera es de confianza”...
Y al nacer lo primero que
hicimos fue aspirar, y echar unos lloros...
Con la muerte
sucede lo mismo. Nadie nos va a decir lo que va a suceder, cómo
salir, o entrar, en otra dimensión. Nos acompañan...y lo último
que realizaremos será una exhalación: un ciclo maravilloso que se
termina y que muy pocas veces logramos entender.
¿Será lo último que
hagamos esa expiración?...no creo.
lunes, 25 de noviembre de 2013
LUZ.
Caminando por las distintas rutas que rodean mi casa, a cada una
le puse un nombre, en medio de extensas llanuras hoy acartonadas por
el frío, me sorprende con frecuencia la belleza de una simple nube
atravesada por los rayos del sol.
El sol la viste de colores de ensueño y de infinito, y uno la
asocia a la nostalgia de una imposible belleza que buscas desde
pequeño y no hay forma de encontrarla.¡Es tan fascinante una nube
atravesada por el sol!
Después el sol se pone, la Tierra lo comulga en el horizonte, y
la nube ya no es más que una mancha oscura.
Es cierto que el brillo de la nube era una ilusión – como el
brillo de tantos amores que un día nos deslumbraron y después
quedaron en nada-...¡pero no se me olvida que el resplandor del sol
era verdadero!. Es importante no olvidarlo, porque si no
,confundiremos el ídolo (la nube), con la Luz...esa confusión
cuando se repite muchas veces lleva a dudar hasta de la Luz misma.
Tanta decepción nos hace muy frágiles.
Entonces, no se cree en nada ni en nadie.
Sé que Manuela es sólo una nube. Yo también soy
una nube...traspasada por una Luz en la que sí creo.
La Luna- tan hermosa- así vista, es una piedra iluminada por el
sol.¡Luz!
domingo, 24 de noviembre de 2013
EN TERRENO SAGRADO
Hay un tipo de gracia que no se puede rechazar: es una
potencia misteriosa, casi intuida, que opera en nosotros sin nosotros
y, a menudo, a pesar de nosotros. Está allí, dentro y fuera de
nosotros,muy cerca.Conmueve,emociona,inquieta, estremece y
entusiasma.
¿Cómo es posible todavía el orgullo cuando se ha experimentado eso?
Ante la enfermedad , a veces, tengo la impresión de estar pisando terreno sagrado.
sábado, 23 de noviembre de 2013
INCERTIDUMBRES
Necesitamos certidumbres para poder proyectar, para poder elegir, para
poder decidir, para poder vivir, justamente, humanamente, para poder
vivir en medio de la inseguridad. ¿Dónde las busco?, o mejor...¿las quiero
buscar?, ¿o preferimos quedarnos en tierra de nadie?.
La primera certidumbre que sabemos, casi la única, es que vamos a morir. La incertidumbre es que no sabemos cuando. Pero esa verdad nos aterra. Y , sin embargo, enfrentarse a ella es la clave para encontrar más certidumbres que nos ayuden a estar seguros.
El hombre suele desviar la mirada, cuando se encuentra consigo mismo. Cuando se enfrenta a su condición, desvía la mirada y, mientras, se afana por conocer el comportamiento de los minerales , de los astros, de los vegetales, de los animales, o todos los comportamientos sociales, económicos...¡lo que sea!.
Cuando se trata de sí mismo, cuando se trata de su condición personal, siente una especie de temor, una especie de pavor. Un acojone paralizante. No se atreve a enfrentarse con su inseguridad, y por tanto no busca las certidumbres que podría tener, que yo creo que son muchas, y que se han ido acumulando y consiguiendo a lo largo del tiempo a través de la filosofía, la literatura, la poesía, la religión.
Aunque nunca llegamos al misterio. Siempre ciegos.
La primera certidumbre que sabemos, casi la única, es que vamos a morir. La incertidumbre es que no sabemos cuando. Pero esa verdad nos aterra. Y , sin embargo, enfrentarse a ella es la clave para encontrar más certidumbres que nos ayuden a estar seguros.
El hombre suele desviar la mirada, cuando se encuentra consigo mismo. Cuando se enfrenta a su condición, desvía la mirada y, mientras, se afana por conocer el comportamiento de los minerales , de los astros, de los vegetales, de los animales, o todos los comportamientos sociales, económicos...¡lo que sea!.
Cuando se trata de sí mismo, cuando se trata de su condición personal, siente una especie de temor, una especie de pavor. Un acojone paralizante. No se atreve a enfrentarse con su inseguridad, y por tanto no busca las certidumbres que podría tener, que yo creo que son muchas, y que se han ido acumulando y consiguiendo a lo largo del tiempo a través de la filosofía, la literatura, la poesía, la religión.
Aunque nunca llegamos al misterio. Siempre ciegos.
viernes, 22 de noviembre de 2013
NO PASA NADA.
En realidad nos sucede a todos eso de
que hay ocasiones que nos tienen que interpretar nuestros silencios y
estados de ánimos por los gestos, miradas...
Es muy de recién casados en sus primeros días
de relación eso de preguntar a su chico, que lo ven
mustio,rumiando en su soledad, mirando por la ventana a la calle,
sin decir nada...y preguntan “¿te pasa algo, amor?”...¿echas de
menos algo?, ¡nunca te he visto así!”...
No le pasa nada. Hay personas que son así.
En el noviazgo esas cosas no se hablan, pero somos así, un poco
raros. A base de insistir, e insistir, el hombre, como la burra de
Balaam, por quitarse ese pesad@ de encima, romperá a hablar y
contestará cualquier cosa, una chorrada.
Porque no le pasa nada.
Con los enfermos sucede algo parecido.
Hay que estar sensible a sus necesidades y condición. Muchos de
ellos, al menos Manuela, imaginan que con el tiempo serán una
carga para los demás, y eso les hace sufrir.
No preguntes nada, no quieras saber qué
piensa. Todo llegará. Un día lo dirá, y ese día habrá que
hablarlo y compartir miedos y esperanzas.
jueves, 21 de noviembre de 2013
EL CAMINO HACIA ESE MOMENTO.
Toda enfermedad, sobre todo si no es
crónica, tiene unos procesos muy personales.
El enfermo tiene que pasar el suyo, a
su manera. Sabe que la cuenta atrás ya ha comenzado, y ese camino
lo debe recorrer, o lo puede recorrer, de muchas maneras. En el caso
de Manu esas fases , que las veo como espectador privilegiado, me
tienen conmovido.
¡Todavía no la había terminado de
conocer!
Y los que acompañamos al enfermo nos
toca ir un paso por detrás y, siempre, huir de un pensamiento
terrible, el peor de los males: creer que la enfermedad no tiene
remedio.
Es cierto que la muerte no tiene
remedio- ni para ella, ni para nadie- , pero sí la manera en que
vivimos el camino hacia ese momento.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
martes, 19 de noviembre de 2013
SILENCIOS.
Una de las mejores formas de acompañar
a un enfermo es guardando silencio. Hay personas que los silencios
les agobian, y se sienten urgidas a charrar de tonterías. Son
cansinos.
Hay momentos que calladito, leyendo una
novela,paseando, tomando la mano, si se deja, comunicas más que
dando la brasa.
Hay que aprender a estar cómodo en el
silencio.
lunes, 18 de noviembre de 2013
SABER DÓNDE VAS.
¿Para que nos ha servido la E.L.A.?
Para saber que nos tenemos que querer
viviendo hoy como si no hubiese mañana. Vemos las cosas de otro
modo, la verdad. Es un fatalismo del que no puedes escapar y que te
obliga a una sola cosa: no hay “casis”..."casi
lo logro", "casi lo alcanzo", "casi apruebo...".
Hoy hay que
llegar a puerto. Y allá vamos. Yo le acompaño, ¿pero quién
acompaña a quién?.
En realidad, esa
situación nos sucede a todos. Los que fallecieron en el accidente de
tren en Santiago no padecían ninguna enfermedad, probablemente, pero
si alguno de ellos sufriera de una de esas enfermedades que no es
crónica, que tiene un final más o menos cercano en su
diagnóstico, su actitud en ese viaje sería muy distinta.
Ya conocía su
destino, y no era Santiago de Compostela, pero en Santiago de
Compostela no le sorprendió.
Escrito de otro
modo , el problema de muchos es que siguen el patrón
de vida de los demás, pero no saben adonde van a llegar. Hoy viajo
aquí, tengo este plan, hago estas visitas, cumplo este horario de
oficina, atiendo estas obligaciones, me muevo en rutinas cíclicas...
Manuela sabe
dónde va, y yo con ella, sólo en una dirección, y hacia un único
destino, del que nada ni nadie nos va torcer ni exterior, ni
interiormente.
domingo, 17 de noviembre de 2013
PARECE MENTIRA.
Desayuno este sábado con un antiguo alumno en
Valladolid.
Sólo un antiguo alumno
me puede enviar un mensaje un sábado a las 7 de la mañana diciendo
que anda por Pucela por un tema profesional, y que si quiero
desayunar con él (estaba por una urgencia y se iba a su casa después de una noche de curre).
Y por supuesto que puedo.
Es curioso, nos hemos reconocido
deseguida. Y hemos recordado anécdotas de hace más de treinta años
con una confianza maravillosa. Como si no hubiese pasado el tiempo.
Quería saber de Manuela, y sólo esa
era la razón de estar un rato conmigo. Se lo agradecí.
“Lo que aprendí de gente como tú
fue a no tener vergüenza a declarar mis sueños a todo el mundo. Tal
vez fue lo que mejor hicisteis”.
- Yo ahora casi no tengo sueños- le
contesto- y los que tengo los guardo. No estoy para soñar muchas
cosas con Manuela. Mi sueño hoy es un milagro...
- Sin embargo, escribes, y eso es
una manera de soñar, y de expresar tus deseos, tus proyectos, tus
ilusiones...
- Visto así, es verdad: escribo por
eso, en parte.
Veo a este hombrón y me parece mentira
que ese criajo con cara de pijo buena persona de entonces hoy me dé lecciones.Me parece mentira tanto cariño.
Gracias, de verdad de la buena.
sábado, 16 de noviembre de 2013
VIVIR EN LA ENFERMEDAD.
Si
golpeas, se abrirá.
Si
pides, se te dará.
Y
si buscas, encontrarás.
No
es el milagro de una curación lo más importante, es vivir de una
manera intensa y llena de amor.
Eso
la enfermedad lo facilita, si golpeas, si pides, y si buscas.
Aceptando
que gustamos a quienes gustamos cuando somos como somos, no querremos
agradar a más
gente cambiando nuestro carácter,
porque entonces ni seremos ni gustaremos. La enfermedad nos pone en
nuestro sitio, y nos da una perspectiva insospechada.
Gracias
a ella no miras a nadie ni te distraes , creces todo lo que puedes.
No compites con nadie, no tienes que demostrar nada. No tienes que
llegar adonde el otro llegó,
sólo
superar tus logros y tus propios límites.
Y
contemplar eso, es maravilloso.
viernes, 15 de noviembre de 2013
RESPETO
Respetar las creencias de las personas
no significa que no valores las tuyas, o que les des poca
importancia. Hay que dejar en paz a la gente.
Hay personajes que tienen la manía de
preguntar, de las mil formas que hay de hacerlo, para conocer lo que
piensa uno de la religión, del aborto, de la política, de su
biografía personal, si está casado, divorciado, si tiene hijos, a
qué colegio los lleva...¡pesados!
Son aquellos que antes de enamorarse
preguntan, y dependiendo de las respuestas, se desenamoran. Algunos
primero nos enamoramos, después nos conocemos, y por último, porque
todo llega, sabemos lo que hay que saber.
Rompe las barreras ideológicas que te
tienen aherrojado, que te asfixian en una atmósfera irrespirable,
busca en el corazón de las personas. Allí está todo.
Sucede, y no pocas veces, cuando
alguien “chutao” visita a un enfermo.
jueves, 14 de noviembre de 2013
¡TANTO QUE APRENDER!
Manu piensa que estoy con ella por pena.
La verdad es que no. Dar pena es algo que no me gusta, y que me den pena, sobre todo si se busca cariño, tampoco. Ni siquiera la acompaño por razones espirituales, ese “estuve...enfermo, y me visitasteis...en verdad os digo que en cuanto
lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo
hicisteis”.
¿Es amor?. Quisiera que así lo viera , y lo sintiera, pero ando lejos de ese amor , que ella sí posee hacia mi, ¡y de qué manera!.
La necesito. La acompaño y voy un paso detrás de ella. A veces no sé qué hacer, ¡es tan fuerte, lucha de una manera tan constante!. Estamos en el inicio de una enfermedad que desconocemos hacia qué derroteros irá. Es como el agua del deshielo que se abre camino saltando todos los obstáculos que encuentra, importándole nada hacia donde debe desviarse, qué alturas saltar, para llegar desde la cumbre al valle.
De momento, yo estoy a su lado, admirado de un carácter que la E.L.A. está descubriéndonos a todos...¡tengo tanto que aprender!
miércoles, 13 de noviembre de 2013
ASÍ SE ESCRIBE UN MAIL.
"El otro día estuve cenando con una pareja curiosa, ella de nuestra edad, él un pelín mayor.
Ella cogió una enfermedad rarísisma degenerativa. parecida a la ELA, pero otra, con un bebé recién nacido (que ahora, exacto, tiene once años).
martes, 12 de noviembre de 2013
RESURECCIÓN.
No se puede curar lo que no se puede
sentir.
Esa es la razón por la que la
enfermedad nos puede ayudar tanto. El dolor, poco a poco, y las horas
de soledad, el ronroneo de nuestra memoria, la conciencia despierta
a otra dimensión moral, nos ayuda asimilar nuestra biografía,
maduramos y aceptamos...o no.
Los sanos vivimos narcotizados por
nuestra buena salud. Nada hay que curar porque nada se siente.
Algunos, ni siquiera compasión tienen, de tal manera viven.
Se puede resucitar
Volver a nacer con una piel nueva...¡pero eso sería un milagro!
domingo, 10 de noviembre de 2013
HOY SÍ PUEDES...
He conocido niños heridos, y han
crecido así, con unas carencias profundísimas.
No fueron bienvenidos al mundo porque
nadie les esperaba.
Nadie les festejó ni mucho ni poco
que estuvieran allí.
No les prepararon un lugar
especial donde vivir.
Ni se alegraban que fueran como
eran.
No escucharon la frase “no te
abandonaré, pase lo que pase”.
Ni oyeron unos labios que dijeran
“me alegra mucho que seas un niño (o una niña).
O “me gusta alimentarte, bañarte,
cambiarte los pañales y pasar el tiempo contigo”.
Hoy, en la enfermedad, cuando han
pasado muchos años desde aquellos días de la infancia, podemos
aliviar y sanar esas carencias, porque el niñ@ sigue allí, paciente
en su dolor y su miedo.
Hoy podemos pasar a positivas esas
frases que no escucharon: me gusta alimentarte, bañarte, cambiarte
los pañales, pasar el tiempo contigo”...
UNA ORACIÓN.
"En
todos nosotros hay un pedacito de incredulidad. Es necesaria una
plegaria fuerte y ese rezo humilde y fuerte hace que Jesús pueda
hacer el milagro. La plegaria para pedir un milagro, para pedir una
acción extraordinaria debe ser una plegaria comprometida, que nos
abarque a todos...No
vale, yo rezo un padrenuestro y un avemaría y me olvido. No vale.
La plegaria hace milagros pero tenemos que creer...el
milagro no se cumple si el corazón del hombre no se abre,
"no deja el control de las cosas a Jesús". (Papa
Francisco)
Señor,
Tú conoces mi vida y sabes mi dolor. Has visto mis ojos llorar, mi
rostro entristecerse.
Mi cuerpo lleno de dolencias y mi alma traspasada por la angustia.
Lo mismo que te pasó a ti cuando, camino de la cruz, todos te abandonaron.
Hazme comprender tus sufrimientos y, con ellos, el amor que Tú nos tienes.
Y que yo también aprenda que uniendo mis dolores a los tuyos, tienen un valor redentor por mis hermanos.
Ayúdame a sufrir con amor, hasta con alegría.
Si no es posible que “pase de mí este cáliz” te pido por todos los que sufren: Por los enfermos como yo, por los pobres, los abandonados, los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos.
Señor, haz que estas dolencias que me aquejan me purifiquen, me hagan más humano, me transformen y me acerque más a Ti.
Mi cuerpo lleno de dolencias y mi alma traspasada por la angustia.
Lo mismo que te pasó a ti cuando, camino de la cruz, todos te abandonaron.
Hazme comprender tus sufrimientos y, con ellos, el amor que Tú nos tienes.
Y que yo también aprenda que uniendo mis dolores a los tuyos, tienen un valor redentor por mis hermanos.
Ayúdame a sufrir con amor, hasta con alegría.
Si no es posible que “pase de mí este cáliz” te pido por todos los que sufren: Por los enfermos como yo, por los pobres, los abandonados, los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos.
Señor, haz que estas dolencias que me aquejan me purifiquen, me hagan más humano, me transformen y me acerque más a Ti.
Juan
Pablo II
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sábado, 9 de noviembre de 2013
ENCONTRAR UN SENTIDO (VOCACIÓN)
¡Por
fin un viernes sin sorpresas!
¡Volvemos
al proyecto!. La cosa sigue estabilizada, el peso también, y el
barco ya no está en las piedras.
Leo
esperando en el Carlos III a Rilke en “cartas a un joven poeta”.
“Usted
pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes
lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas
literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando
ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que
me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está
usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no
debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie...
Entiendo
ese consejo del poeta. No mires hacia fuera, no esperes aprobación.
Busca tu soledad interior, y allí encontrarás la fuerza que
necesitas...Nosotros, esperando las pruebas en esta sala, también:
no miremos afuera.
“No
hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe
hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese
móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y,
procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría
que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo,
esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo
yo escribir?". Vaya cavando y ahondando, en busca de una
respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al
encuentro de tan seria pregunta con un "Sí debo"
firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el
edificio de su vida.
Me
repregunto, “¿debo yo vivir de la manera que vivo esta
enfermedad?”, “cómo la vivo?”
“Que
hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe
llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese
a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo
que ve y siente y ama y pierde....Recurra a lo que cada día le
ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus
pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con
íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse,
de las cosas que le rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños.
Y de todo cuanto vive en el recuerdo”.
Leo
a Rilke y parece un camino sereno y tranquilo para entender esa
vocación primera, sea la de escritor, la de artista, médico,
maestro, o enfermo, que también es una vocación.
La
de ella, y la mía.
viernes, 8 de noviembre de 2013
¿ES AMOR?
Eres tan únic@ como la huella de tu
pulgar. No existen dos iguales. No hay dos personas que entiendan la misma frase
de la misma manera, ni que se amen igual, o que, queriéndose, tengan
la misma biografía, sentimientos ...
Al tratar con personas que amas no
intentes acomodarlas a tu concepto de lo que deben ser. Y no te dejes
acomodar por ellas a lo que debes de ser.
Si es amor, podrás con todo. Si es
amor, no habrá egos, ni intereses.
Si es amor...pero, ¿es amor?
jueves, 7 de noviembre de 2013
A CASA, SUSO, A CASA.
Hay consideraciones que no me atrevo a
contar a Manu. Son tan mías que no sé si me meto en jardines que
quizás ella no entienda.
Sé, o eso espero, que en sus
soledades, llegará al mismo puerto.
Uno de los temas que más se ha tratado
en el arte, en el cine, en la novela, es el del paso del tiempo, y
dentro de él, el de la infancia, el regreso a ella, ya sea
atormentada, o feliz.
La parábola del hijo pródigo trata
exactamente de ello.
Millones de personas se entusiasmaron
con la película E. T. Cuando grandes multitudes expresan tanta
energía por algo, es porque sentimos que alguien ha tocado un
resorte en nuestro interior que nos conmueve. Cuando el abandonado E.
T. murmura: "a casa, Elliott, a casa", sus palabras evocan
algo que todos, desde hace miles de años, llevamos dentro.
Cuando E. T. murmuró: “a casa,
Elliott, a casa" millones de personas de todas las edades en
todas las culturas lloraron. Lloramos porque todos nos sentimos niños
exiliados.
Para muchos de nosotros en el Barullo
regresar- “represar” iba a escribir- es una meta, como
encontrar el hogar por primera vez. Pero todavía estamos en el viaje
de vuelta.
Verás gente que alcanza sus sueños,
que parece importarles nada la vida, que están por encima de
inquietudes y afanes, pero siempre experimentarán una leve
desilusión, un desencanto.
El hijo pródigo comía las bellotas de
los cerdos y siente su abandono, y otros después de Dante,
Shakespeare ,Mozart, Bach, Goya, Spielberg, después del amor, las
canciones, el sexo, el trabajo decimos: ¿Esto es todo?...¿y?...
Todos tenemos otro hogar al que
pertenecemos. Creo que algo- ¿alguien?- nos pide que regresemos.
Pienso que venimos de Dios. No importa
cuán bien marche todo, ni lo mal que vayan las cosas: todavía no
estamos en casa.
San Agustín , que algo sabía, lo
escribió tan certeramente: "Nos has hecho a tu semejanza, oh
Señor , y nuestros corazones permanecerán sin descanso hasta que
reposen en Ti".
Al final ése será nuestro verdadero
regreso al hogar.
miércoles, 6 de noviembre de 2013
LAS PREGUNTAS DE SIEMPRE.
Hay cosas que sólo ven los ojos que
han llorado mucho.
“Con tres heridas viene: la de la vida, la del amor y la de la muerte”,
escribió Miguel Hernández. La vida, el amor, la muerte... van
dejando heridas. Pero, cuando está enfermo,
parece como si las tres heridas se hubiesen dado cita a la
misma hora y en el mismo lugar.
Las preguntas se acumulan en la mente
de quien padece sin que haya respuesta : ¿por qué la
enfermedad? ¿Cuál es su
origen? ¿Sobrevivirá? ¿Qué será
de los míos? ¿Por qué ha de padecerla ella ? ¿Por qué Dios paga así? ¿Por qué no
atiende mis peticiones?
¿Por qué guarda silencio ante el
sufrimiento de los hombres? ¿No será tanto dolor humano
desatendido una prueba palmaria de que Dios no se
ocupa de nosotros, y que no nos ama y está desinteresado
de nuestra suerte? Y, si Dios no nos ama, ¿existirá?
En las horas de soledad o en las noches
de insomnio zumban y ronronean como un molesto moscardón
por la cabeza las preguntas de siempre : ¿Existe el cuidado amoroso
de Dios si estamos condenados a amasar el pan de la vida
con la sal de nuestro sufrimiento y las lágrimas de
nuestros ojos?
Imagino antes de dormir que toco la
orla imaginada de un Nazareno al que sólo veo los pies, y susurro,
“¡cúrala!”
martes, 5 de noviembre de 2013
ENFERMOS.
Todos estamos enfermos.
O, mejor, todos somos enfermos. Puedes
vivir tan al día, mientras no te suceda nada, que ignores tu
condición. Pero, no lo dudes, eres un enfermo.
Y si quieres un consejo, que ya sé que
no lo pides, “ponle nombre a tus enfermedades”. Esfuérzate en
conocerte, auscúltate. Transita en tu silencio interior sobre tu
tierra y haz un mapa de tus desiertos, de tus valles, de tus
montañas, de tus verdes praderas, o de tus pantanosos
lodazales...descubre tus plantas, las buenas y las malas, tus flores,
algunas tan hermosas como frágiles, otras sencillas y de una
reciedumbre maravillosa.
No tengas miedo a ponerle nombre a todo
lo bueno y lo malo que eres. Pero hazlo.
Después, un día, vendrán las
enfermedades del cuerpo, las menos importantes. Después de tantos
miles de años aquí aún nos extrañamos de que nos morimos, cuando
es algo que sabemos con toda seguridad...pero lo que de verdad
importa es que te conozcas tan bien que nadie pueda sacarte los
colores, o bendecirte, porque conoces perfectamente de qué barro
estás hecho.
Te advierto que hay nombres de tus
enfermedades interiores que pueden abrumarte, que no te van a gustar
nada.
No te preocupes, es muy posible que a
partir de ese hallazgo comiences a rezar de verdad por primera vez en
tu vida.
lunes, 4 de noviembre de 2013
sábado, 2 de noviembre de 2013
JANO GALÁN EN LA CONTRA DE LA VANGUARDIA (LUCHADOR CONTRA ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRÓFICA).
- ¿De qué trabajaba?
- En ventas en varias empresas.
- Se nota: habla usted muy bien.
- Y tenía mis ambiciones, mis ilusiones, mis sueños... Como todos. Perdone la voz; pero cuando me emociono me cuesta hablar. Son los músculos de la garganta...
- No se preocupe.
- Tenía mis ambiciones, mis ilusiones, mis sueños. Y tres hijos maravillosos... Hasta que un día al hacer deporte noté una molestia en el brazo.
- ¿Se asustó?
- No le di importancia, pero el dolor seguía y creí que era el corazón. Entonces me miré el brazo y me pareció ver que lo tenía como más pequeño.
- ¿Por qué?
- Luego me enteré de que era lo que llaman fasciculaciones: como saltitos en la piel. Y me asusté. Fui a urgencias. Pero me derivaron a neurología. Y creí que era un error de urgencias, porque lo que me dolía era el brazo.
- ¿Qué dijo el neurólogo?
- Cuando la neurólogo miró los resultados de las pruebas, le cambió la cara. Entonces sí que me preocupé de verdad.
- ¿Qué dijo?
- Me hizo más pruebas y ya no salí del hospital. Más pruebas: resonancias, punciones... Pruebas de marzo a junio del año pasado. Hasta que un día la doctora me citó y me dijo: “Esto no va bien”... Ya no nos quedan más pruebas por hacer y tenemos que concluir que sus células se están muriendo. Y esta muerte prematura no tiene tratamiento. No tiene cura. Sus células motoras se están muriendo de una enfermedad que llamamos esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
- ¿Y...?
- Y, de repente, tengo ELA.
- ¿Qué es lo primero que piensa?
- Si me pregunta qué sentí, le diré que no es un momento, son muchos. Y vas pasando de uno a otro. Lo primero que me dijeron es que no mirara en internet. Y lo primero que hicimos fue mirar internet. Y se nos pusieron los pelos de punta.
- ¿Qué pensó entonces?
- ... “Esto no me puede pasar a mí”. Pero lo peor no era la realidad, aunque cada mañana notara el progreso de la enfermedad. Lo peor era mi imaginación.
- ¿Por qué?
- Porque no podía evitar proyectarme en el futuro, que era peor incluso de lo que ha sido después. Y eso era fatal. Porque estaba muriéndome cada día antes de morir.
- ¿Cómo logró cambiar de actitud?
- Me negué a darme permiso a pensar en el futuro. Me planté hasta que logré frenar esa proyección. Y así recuperé el control sobre mi vida. Porque yo aún era dueño de mi vida. Porque lo que me queda, me queda. Y es mío y quiero aprovecharlo.
- ¿Cómo?
- Decidí que iba a vivirla. Y me di cuenta de que el mejor modo de hacer algo por mí era hacer algo por los demás y por los míos.
- ¿Qué podía hacer?
- Había descubierto un planeta desconocido, el planeta enfermedad. Y seguía siendo desconocido para la mayoría. Y decidí compartir todo lo que había aprendido. Porque sin conocer la enfermedad no puedes disfrutar la salud ni la vida. Nadie puede. Eso sería lo que haría por todos: ayudarles a descubrir conmigo qué significa de verdad estar vivo.
- ¿No pensó en pedir dinero para investigar la ELA?
- Ya hay miles de organizaciones buscando dinero para enfermedades. Y, por cierto, ahora veo que deberían ponerse de acuerdo. Pero yo no quiero pedir. Yo quiero dar.
- ¿Qué puede darnos?
- Quiero que vean conmigo lo inútil de las pasiones que me movían a mí y que hoy mueven a la gente: competitividad, agresividad, ambición... Siempre más y más de todo.
- ¿Quiere ayudarnos a vivir?
- Yo ahora veo todo eso muy lejos. Y puedo ayudar. Estoy enfermo, pero también creo que ahora soy mejor persona.
- ¿En qué sentido?
- También he ganado al tiempo. Si miro atrás, veo que hace un año podía hacer cosas que hoy no puedo hacer. Pero también veo otras cosas esenciales de las que hace un año no me daba ni cuenta. Por eso, para compartirlas creé D-generación, mi web.
- La he disfrutado: es magnífica.
- Y tenía mis ambiciones, mis ilusiones, mis sueños... Como todos. Perdone la voz; pero cuando me emociono me cuesta hablar. Son los músculos de la garganta...
- No se preocupe.
- Tenía mis ambiciones, mis ilusiones, mis sueños. Y tres hijos maravillosos... Hasta que un día al hacer deporte noté una molestia en el brazo.
- ¿Se asustó?
- No le di importancia, pero el dolor seguía y creí que era el corazón. Entonces me miré el brazo y me pareció ver que lo tenía como más pequeño.
- ¿Por qué?
- Luego me enteré de que era lo que llaman fasciculaciones: como saltitos en la piel. Y me asusté. Fui a urgencias. Pero me derivaron a neurología. Y creí que era un error de urgencias, porque lo que me dolía era el brazo.
- ¿Qué dijo el neurólogo?
- Cuando la neurólogo miró los resultados de las pruebas, le cambió la cara. Entonces sí que me preocupé de verdad.
- ¿Qué dijo?
- Me hizo más pruebas y ya no salí del hospital. Más pruebas: resonancias, punciones... Pruebas de marzo a junio del año pasado. Hasta que un día la doctora me citó y me dijo: “Esto no va bien”... Ya no nos quedan más pruebas por hacer y tenemos que concluir que sus células se están muriendo. Y esta muerte prematura no tiene tratamiento. No tiene cura. Sus células motoras se están muriendo de una enfermedad que llamamos esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
- ¿Y...?
- Y, de repente, tengo ELA.
- ¿Qué es lo primero que piensa?
- Si me pregunta qué sentí, le diré que no es un momento, son muchos. Y vas pasando de uno a otro. Lo primero que me dijeron es que no mirara en internet. Y lo primero que hicimos fue mirar internet. Y se nos pusieron los pelos de punta.
- ¿Qué pensó entonces?
- ... “Esto no me puede pasar a mí”. Pero lo peor no era la realidad, aunque cada mañana notara el progreso de la enfermedad. Lo peor era mi imaginación.
- ¿Por qué?
- Porque no podía evitar proyectarme en el futuro, que era peor incluso de lo que ha sido después. Y eso era fatal. Porque estaba muriéndome cada día antes de morir.
- ¿Cómo logró cambiar de actitud?
- Me negué a darme permiso a pensar en el futuro. Me planté hasta que logré frenar esa proyección. Y así recuperé el control sobre mi vida. Porque yo aún era dueño de mi vida. Porque lo que me queda, me queda. Y es mío y quiero aprovecharlo.
- ¿Cómo?
- Decidí que iba a vivirla. Y me di cuenta de que el mejor modo de hacer algo por mí era hacer algo por los demás y por los míos.
- ¿Qué podía hacer?
- Había descubierto un planeta desconocido, el planeta enfermedad. Y seguía siendo desconocido para la mayoría. Y decidí compartir todo lo que había aprendido. Porque sin conocer la enfermedad no puedes disfrutar la salud ni la vida. Nadie puede. Eso sería lo que haría por todos: ayudarles a descubrir conmigo qué significa de verdad estar vivo.
- ¿No pensó en pedir dinero para investigar la ELA?
- Ya hay miles de organizaciones buscando dinero para enfermedades. Y, por cierto, ahora veo que deberían ponerse de acuerdo. Pero yo no quiero pedir. Yo quiero dar.
- ¿Qué puede darnos?
- Quiero que vean conmigo lo inútil de las pasiones que me movían a mí y que hoy mueven a la gente: competitividad, agresividad, ambición... Siempre más y más de todo.
- ¿Quiere ayudarnos a vivir?
- Yo ahora veo todo eso muy lejos. Y puedo ayudar. Estoy enfermo, pero también creo que ahora soy mejor persona.
- ¿En qué sentido?
- También he ganado al tiempo. Si miro atrás, veo que hace un año podía hacer cosas que hoy no puedo hacer. Pero también veo otras cosas esenciales de las que hace un año no me daba ni cuenta. Por eso, para compartirlas creé D-generación, mi web.
- La he disfrutado: es magnífica.
- En ella comparto todo lo que le estoy explicando. Porque, cuando
yo estaba al otro lado de la mesa, como usted ahora, yo no sabía
apreciar ese tiempo. Y estas cosas que digo no tenían sentido para
mí. Pero ahora puedo ayudar a la gente a estar más despierta: un
poquito más consciente.
UNA HISTORIA (Y FIN)
Manuela no estaba por la labor de
asistir al concierto.
- Además, ¿cómo vamos a
conseguir vestido para esa gala?
- ¡Lo alquilamos!- le contesté-,
¿cuántas oportunidades tendremos de ser invitados a una ceremonia
así?.
Argumenté de muchas maneras, pero fue
la ilusión que vio en mi la que hizo que accediera a ir.
Desde el Hotel nos hicieron el pedido
de los trajes, y cogimos un taxi con la ceremonia de los grandes del
mundo: ella con un precioso vestido rojo, escotado en la espalda, y
con los complementos necesarios para dejar enmudecida a la mismísima
Coco Chanel. Y yo , de frac, chistera y mocasines de charol, un fular
blanco, y un puro en los dedos.
Llegamos al Parque del Retiro con unos
minutos de antelación.
No había un alma.
La noche , cerrada como boca de lobo,
anunciaba una tormenta panzuda de nubes aceradas, preñadas de
océanos.
Lüdwing apareció andando solemnemente
de alguna parte. Vestía como le había visto por la mañana. Sólo
había añadido a su ajuar una batuta y dos sillas que portaba en
cada mano.
- Lüdwing...he venido con mi mujer a
un concierto y aquí no hay nadie. ¡Estamos haciendo el
ridículo!...¿qué broma es ésta?
- Siéntense, por favor, el
concierto dará comienzo en unos minutos- dijo con la seriedad de
los mayordomos que ocultan su MANDÍBULA PROGNÁTICA camuflada en una espesa barba.
Nos ofreció las dos sillas. Acercó a
Manuela la suya gentilmente, y después la mía.
Anduvo unos pasos hasta quedar a unos
cinco metros de nosotros.
Por suerte había muy poca gente en el
parque, y la poca que había corría angustiada presintiendo que las
nubes romperían de un momento a otro en una tormenta fabulosa.
Lüdwing sacó la batuta, golpeó sobre
un atril imaginario e hizo la estatua.
Manuela me miró...”¡este hombre
está loco!, ¡ a la vuelta hablamos!
Una brisa de aire arremolinado centrifugó las copas de los árboles y comenzó
a bullir a nuestro alrededor levantando las hojas del suelo, y
acariciando los parterres.
Lüdwing comenzó a mecer las manos como
dirigiendo ese céfiro , cálido y agradable como un hálito celeste.
Así estuvo un minuto, acompañando con la batuta ese vientecillo que
jugaba a envolver el parque en suaves vaivenes.
Pronto se cargó la atmósfera de
nubarrones acompañados de rayos y truenos, y un viento huracanado
que daba una nueva musicalidad al parque. Lüdwing, enloquecido,
dirigía la tormenta como una orquesta imaginada que a sus órdenes
ejecutara una sinfonía creada por un dios encolerizado.
Descargó la tormenta una lluvia
copiosísima, densa, precipitándose en goterones que retumbaban sobra
la tierra, los árboles, el asfalto, en charcos de sonidos
estridentes. Lüdwig dirigía todo ese girigay , con los cabellos
húmedos, chorreando su melena al viento, con aspavientos de
latigazos que elevaban al cielo gotas como chispas encendidas.
Manu y yo, abrazados, sin importarnos
toda esa furia de la Naturaleza que contemplábamos asombrados de su
belleza, perdimos la noción del tiempo. Escuchábamos ese concierto
de la tropósfera condensada a nuestros pies como espectadores únicos
de un espectáculo que sólo se realizaba para nosotros.
Rayos, relámpagos, vientos de
turbulencias erráticas, el sonido de los árboles del parque, la
lluvia desatada, parecían obedecer la batuta del maestro que, fuera
de sí, encauzaba esos cientos de interpretes, y sus variaciones de
cuerda, percusión, metal, contrabajo, viento...
El espectáculo era pasmoso.
Poco a poco la tormenta amainó, se
alejaba en sordina, disminuyendo su intensidad, dejando al final una
ligera brisa...y después el silencio.
Lüdwig, cerró los ojos , mientras con
el dedo índice indicaba al parque que fuese haciendo mutis de modo
progresivo. Finalmente, se abrazó a sí mismo en un último gesto
algo histriónico. Y todo que dó en silencio.
No pudimos menos que levantarnos de
nuestras sillas y aplaudir, empapados y maravillados de la
composición que habíamos escuchado...comenzamos a aplaudir y gritar
con todas nuestras fuerzas, “¡¡¡AUTOR, AUTOR, AUTOR!!!
Lüwig se giró, nos miró, hizo un
gesto abriendo las manos , como abarcando con sus brazos toda una
orquesta que estuviera a sus espaldas, y con una solemne reverencia,
se marchó por donde vino.
Nunca más lo volvimos a ver.
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