Manu no sabe que existe este blog.
Así que, me tiro de la moto y te digo...
Si ahora me preguntas qué pienso de
esta cosa llamada amor, te diré algo que he aprendido a base de
usties.
No te confundas: el sexo es sexo, y el
amor es otra cosa. Y yo ,hace muy poco, me acusé de mentir en estos temas
porque los confundí. Las consecuencias de esta confusión son
gravísimas.
Dicho de otro modo: no hables de amor a
una mujer con la picha tiesa. Nunca. Porque eso no es amor.
El sexo sin amor está bien.
El amor
sin sexo, también.
Y el amor con sexo es la remamangüeva, la
caraba, el no va más.
Pero no líes las cosas, no las embarulles,
llama a cada una por su nombre.
La razón de muchas de nuestras
mentiras está en ese sidral de emociones que mezclamos con la saliva
humedecida en la barra de regaliz que llamamos amor, y no es eso...
¿Pero alguien sabe hoy qué es eso de chupar la barra de regaliz y untarla en una bolsa de sidral?
Me gusta la entrada. De algún modo resumes la encíclica Dios es amor. El eros que se nos impone, ante el que somos un sujeto pasivo. Y el ágape que lo purifica y nos hace desear lo mejor para el otro. El hombre "no puede dar únicamente y siempre, también tiene que recibir". Y esto vale para el cura Gary Cooper de la otra entrada. Eros y ágape se complementan, no pueden vivir separados. El amor es una realidad con dos dimensiones: unidimensional y ano es amor.
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