No hay conocimiento fuera del amor.
Donde no llega el amor está lo
desconocido, el exilio.
En ese exilio viví muchos años...podía
reconocerte porque siempre soñé contigo, aunque no supiera
exactamente como eras, ni como te llamabas. Eras la que un día
aparecerías a la vuelta de la esquina, o en la barra de un bar, en
una estación de tren, en la cola del cajero, o en un supermercado.
Te adivinaba ya desde hacía mucho
tiempo, en el frescor de las madrugadas andarinas, en el goce de la
lectura de un buen libro, o en mis tristes silencios. Eras la
esperanza de las grandes cosas, la belleza que vendría.
Apareciste en la barra del Otelo, y
supe que eras tú...¡te había visto hace tantos años!
¿Y cuando tú no estés?
Quien no ha conocido el dolor de una
ausencia presentida nada sabe del amor.
"Apareciste en la barra del Otelo". ¿A qué te refieres?.
ResponderEliminarEl Otelo era un bar- restaurante donde vi por primera vez a Manuela. Fue una anochecer a las 8.30 de la tarde de un viernes.
ResponderEliminarSuso, no adelantes acontecimientos y disfruta el presente. Es lo que yo intento hacer.... sin éxito.
ResponderEliminarPufffff, es imposible no pensar, muy difícil imaginarlo. Vivamos la presencia, Dios dirá.....
ResponderEliminarSuso!!
ResponderEliminarTodos estamos en esta situación, aunque no somos conscientes de ello.
ResponderEliminarCreo que hay que vivir el momento, y hay que dar gracias a Dios. Pienso en vosotros y siento envidia... El amor. Yo nunca he vivido algo así. Cuanta gente vive años y años una vida sin matices, sin amor, que es la sal de la vida.
Cuando yo estudiaba, tenía un profesor de dibujo que nos mandó pensar un parque, o un jardín, no recuerdo bien. Pues llegó el día de entregar los dibujos y un compañero presento algo precioso, precioso... El profesor comento algo que yo tarde en entender... Dijo que después de recorrer ese parque tan bonito podía morirse... Y, el muy bestia, dibujo al final del parque un precipicio... Creo que en eso se resume todo, en vivir con sentido, vivir a tope queriendo mucho, aprovechando el tiempo que tenemos, exprimiendo todo el jugo a la vida.