Este domingo para mí es un día muy especial: la canonización de Juan Pablo II.
No todo el mundo puede decir que conoció a un santo, y me gustaría compartir contigo una anécdota.
En distintas
ocasiones tuve ocasión de estar con él. Siempre gracias a mi condición
de tuno (condición que uno jamás abandona: imprime carácter).
Os envío dos fotos.
Una fue en el primer
encuentro. Y la segunda es una actuación musical en la Sala Pablo VI en
un encuentro con universitarios.
La primera fue muy emocionante. Le pedí a Juan Pablo si podía subir a un balcón desde donde nos observaba. Y me dijo que sí.
Subí y hablé con él.
En realidad me emocioné tanto que más que hablar, lloré. Mientras
hacía mis pucheros en su hombro , él me acariciaba el cogote y me decía
“eres muy bueno, eres muy bueno”, y yo me rebelaba
y respondía “¡que no, que no”! (no le iba a decir “sí, ya lo sé, soy
muy bueno”).
Allí se me paró el tiempo, el espacio, todo.
El Papa llevaba en
la mano un cancionero con las letras de las canciones que en el
encuentro se le cantaban. Entonces, me señaló una de las canciones, y
leyó en voz alta “SI PUÓ DARE DI PIÚ SENSA ESERE EROI”
(SE PUEDE DAR MÁS MÁS SIN SER UN HÉROE”).
Ese estribillo me acompaña a diario, y estos días con la enfermedad de Manuela, más.
A Juan Pablo le pido que sea así hasta donde tenga que ser…y si se obra el milagro, mejor.
Estamos tan cerca que huelo tu colonia.
ResponderEliminarChico.
Soy testigo y sí en lo que creemos existe, ten por seguro que de ti se acuerda y bien a pesar de las miles de personas que tratara
ResponderEliminar