El martes fui a confesarme.
Eran las 8 de la mañana y tuve que
deambular por tres iglesias de Valladolid hasta encontrar un cura.
Lo encontré en la sacristía de la
Antigua. El hombre, con el alzacuellos alavirulé, sudoroso, me
acercó una silla, y después de Avemaría de rigor, le di a la
hebra.
Fue una buena confesión, y lo sé
porque salí con una paz y una alegría estupendas.
Hace años tomé una decisión respecto
a mis confesiones :antes de pedir perdón soluciona de raíz el
propósito de la enmienda , y no al revés. Si sabes que después de
esa confesión volverás a las andadas (me refiero a temas de cuajo),
tómate en serio el sacramento, y a ti mismo.
Llevaba tiempo deseando recibir el
sacramento, pero tenía alguna cuenta pendiente, y un problemilla que
resolver. ¿Qué sentido tenía abrir de par en par las ventanas del
alma, si tienes un muerto en el armario?
Cuatro meses después, pensé que es
tiempo suficiente para la descomposición del muerto. Ya ni huele.
Por eso me confesé.
Otra cosa es que hay asuntos que no son
pecado, son enfermedades. Si es así, déjate ayudar
profesionalmente.
me hace mucha falta una buena confesión. GRACIAS
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