Me comentaba hace unos días una compañera de Manu de su generosidad con los demás en el trabajo. Es verdad que es mujer que no dice no a nadie, pero no es la generosidad su seña de identidad.
Es que es persona agradecida.
La gratitud lleva de la mano muchas cosas buenas: no hay
agradecido egoísta, ni avaro, ni triste.
Y agradecer todo, porque no hay nada que no debamos a alguien:
prácticamente todo lo que hacemos nos lo han enseñado : vestirnos,
hablar, leer, reír, pedir perdón, cantar,...o tal afición, esa
vocación profesional, la sensibilidad que nos formaron por el arte,
o el disfrutar de la naturaleza.
También el enseñarnos a rezar que, si es auténtica oración,
siempre será agradecida..
Tal vez sólo sea agradecida.
Dale la vuelta al argumento: si te gusta atesorar cosas, y crees
que todo lo que tienes te lo debes a ti , a tu sagacidad, y esfuerzo,
Y vives allí porque hay “calidad de vida” (¡inmensa
gilipollez!) .Y compras porque la posesión de las cosas te hará
feliz. Y al comprar, como cuando eras niño, ese juguete te
decepciona (“juguete” es el coche, el viaje a no sé dónde,
incluso tu segunda mujer, esa que está tan buena, ya sabes)
¡Abre los ojos!: las personas como tú, materialistas,
encuentran satisfacción en lo que no tienen, por lo que no podrás
disfrutar de tu vida y jamás mostrarás gratitud por algo.
Pregúntate cuántas veces das gracias al día, y a cuanta gente.
A lo mejor es que estás mú mal mú mal.
Sí, Manu es, sobre todo, mujer agradecida.
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