A veces voy como una moto con esto de
la ELA.
Estoy tenso, muy tenso, y basta que
alguien toque la tecla que no debe, para que todo salte por los
aires. Y ese alguien lo paga.
Hace unos días, después de darle
vueltas y más vueltas a una oferta, me dijeron que debía hablar con
el padre Tal, que era el decisor que abría, o no, la entrada al
centro.
La situación era: el colegio quería
la oferta, el convento no. La decisión era de los frailes, titulares
del centro. La oferta era beneficiosa en todos los sentidos para los
dos colectivos.
El hombre me escuchó- conocía bien la
oferta-, y me emplazó a otra reunión con varios de la comunidad.
Por él no había ningún problema.
Algo me dijo que a ese hombre le
importaba un comino el tema, y me había dado largas. En el convento
los egos de los curas estaban muy enfrentados, algunas sobrinas
trabajaban en la cocina y limpieza, y embarraban el campo.
No me convocaba a la reunión, así que
le llame yo al cabo de un tiempo.
- ¿Está el padre Tal?- pregunto a
la de recepción.
- Un momento por favor.
Después de unos segundos de espera
escucho al padre Tal con voz bastante enfadada:
- Oye, dile que no estoy...¿me
oyes,? ¡que le digas que no estoy!...oye, ¿me oyes?
El que oía era yo,no la de recepción.
- Sí, le escucho, padre.
Silencio. Corte que te pego, que dicen los niños.
- Es que...es que ahora no puedo -
se excusa con cierta perplejidad.
- No se preocupe, le llamaré en otro momento.
Por la tarde le escribí un correo
animándole a decir la verdad sobra le oferta y a no hacer perder el
tiempo a unos y a otros. Bastante suave para lo que tenía pensado
contestar.
Y me contesta a vuelta de correo, tres
días más tarde.
Estimado señor Suso:
Siento lo sucedido, pero si yo le dije a la recepcionista "Dile
que no estoy" lo que quería decir es que estaba ocupado en
aquel momento, y estaba con otra persona y no podía atenderle.
Yo no había quedado con usted en una cita a no ser que
necesitara aclarar algo.
El Consejo no cree oportuno en este momento el contratar los
servicios de gestión en el comedor.
No obsta para que si en otro momento cambiamos de opinión
contar con su oferta y las de las otras empresas que nos lo han
ofrecido.
Bien, me había tocado la tecla. No sé
si es que acumulo mucha tensión estos días, que a veces me liaría a
tortazos con todo quisqui, que me da todo igual porque intuyo un
cruce de caminos que me va a dejar con el barco en las piedras...
Le escribí:
Muchas gracias por contestar.
Me hace gracia la disculpa. Eso de “pero
si yo le dije a la recepcionista "Dile que no estoy" lo que
quería decir es que estaba ocupado en aquel momento, y estaba con
otra persona y no podía atenderle”.
En fin, en mi pueblo “dile que no estoy”,
cuando sí que estás, es mentir. Así de sencillo.
Usted sí que quedó conmigo, y con mi
director comercial, que nos llamaría para concertar una entrevista
con algunas personas del convento para hablar de la oferta.
Del mismo modo que cuando contesta “dile
que no estoy” cuando sí está, tampoco me creo que “El
Consejo no cree oportuno en este momento el contratar los servicios
de gestión en el comedor”.
Me temo que el Consejo no sabe nada de este
asunto.
En fin, siempre se ha dicho: no hagas tratos
con malas personas.
Se me escapan las razones por ni hacer, ni
dejar hacer a la hora de estudiar esta oferta. Supongo que serán
pequeñeces de egos atravesados.
No hay cosas sin interés, sólo personas
incapaces de interesarse.
No lo dude, ustedes están entre las
segundas.
Gracias.
Chapeau! Keledén...
ResponderEliminary lo a gusto que te quedarías....... En mi opinión, hiciste pero que muy bien, ya se pensará (o no) este señor hacer las cosas mejor.
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