A mis padres les gustaba mucho cantar juntos jotas, Y lo hacían muy bien.
Hubo días (lo cuento en el Barullo) que no podía con ellas.
Ayer, regresando en el coche a casa, escuché esta jota y rompí a llorar.Se me estremeció el corazón, se empapó de infancia y de Manuela.
Hubo días (lo cuento en el Barullo) que no podía con ellas.
Ayer, regresando en el coche a casa, escuché esta jota y rompí a llorar.Se me estremeció el corazón, se empapó de infancia y de Manuela.
Hace unos meses, cuando mi abuelo ya no nos reconocía a ninguno, cuando su nivel de conocimientos andaba bajo mínimos, le acompañamos a un recital de jotas, y las lágrimas le rodaban preñaditas de memoria. En el tanatorio, en un momento de intimidad, le puse Palomica, por si quedaba algún trocito de alma pegado a su cuerpo...
ResponderEliminar¡Muy bonito! ¡Sí señor!
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