¿Cuál es el precio que pagamos por nuestras
contradicciones?
Hace unos días recordaba la prensa
la final del Mundial de fútbol de 2006 cuando Zidane fue expulsado en los últimos minutos del
partido por haberle dado un cabezazo a
Materazzi.
De los que vieron ese partido, pocos se acuerdan
si ganó Francia o Italia. En cambio, todo el mundo que lo vio, se
acuerda de ese cabezazo. ¿Cómo podía ser que un jugador
profesional, un caballero , cometiera una falta tan importante en el mejor momento de
su carrera?
Sin embargo, es esto lo que hacemos a diario todos. Lo hacemos
cuando saboteamos nuestros objetivos. Como si fuéramos nuestros
propios enemigos. Son esas cosas que, decimos, ocurren “sin
pensar”: Son las emociones. Y cómo las gestionamos.
Vienen días donde no quiero entrar en contradicción conmigo mismo respecto a Manuela : hay que estar más cerca. Tengo que volver a cambiar, otra vez.
Aqui estamos.
ResponderEliminar¡Ánimo!
ResponderEliminarBueno, no es cambiar, es tomar el volante con fuerza porque la carretera está llena de baches y el coche pierde un poco la dirección. Si tienes buenos copilotos siempre es más fácil. Aquí estamso. Un abrazo
ResponderEliminarMucho ánimo, Suso
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