Ni Manu ni yo tenemos apego por nada
material. Nos conformamos con poco. Es más, nuestras expectativas
profesionales siempre han sido muy normalitas. No tenemos ambiciones
de eso que llaman “promocionarse en la empresa”. No ansiamos
mejor coche, mejor casa, veraneos de ensueño, o pisar moqueta.
Y si alguna vez ella ha visto en mi
alguna preocupación en ese sentido me ha hecho poner los pies en la
tierra con un sentido común aplastante. En eso somos muy parecidos.
Trabajo con gente que se lía mucho la
vida. Son gente acostumbrada a hablar en términos de “máster”
más o menos baratos: oportunidad, feed back, objetivos, metas,
relacional, investigación, análisis, estrategia, cuenta de
resultados, cuenta de explotación... una jerga que forma parte del
día a día.Son habilidades integradas del curre.
Algunos se excitan con esas cosas.
Lo que llama la atención es que estos
mismos términos no son utilizados para definir su propia vida
personal y familiar.
La mayoría de esta gente
son inteligentes, muy trabajadores y grandes gestores de recursos,
pero para gestionar su propia vida son un caos. Con Manuela lo
hablamos con frecuencia porque, además, no tienen un salario que
compense tanta dedicación, tanto agobio, tanto desvivirse, y tanto
ir de aquí para allá.
¿Ganan mucho?. Es posible,
pero a qué precio, si apenas lo disfrutan. Lo único que tienen es
un puesto de trabajo bien remunerado, pero para qué.
Les gustaría escribir, pero no tienen tiempo. Leer más, pero no les da la vida. Les chifla pintar, pero nunca es el día. Cocinar para los amigos, pero están baldados. Cuidar el jardín, pero no encuentro el momento. Cantar en una coral, pero ensayan los viernes. Hacer puzles de 20.000 piezas, pero no hay manera de hacer un hueco...
Les gustaría escribir, pero no tienen tiempo. Leer más, pero no les da la vida. Les chifla pintar, pero nunca es el día. Cocinar para los amigos, pero están baldados. Cuidar el jardín, pero no encuentro el momento. Cantar en una coral, pero ensayan los viernes. Hacer puzles de 20.000 piezas, pero no hay manera de hacer un hueco...
Estos días nos damos cuenta
la suerte que hemos tenido conociéndonos. ¡Si llego a casarme con
la que pensaban todos hace doce años!
el proyecto de vida, qué importante es.....
ResponderEliminarCon los años se ve a una pareja que comparte cuando pueden pasar un domingo de invierno en casa juntos, y disfrutar. Porque los hay que si no "tienen", no disfrutan. Y si no "son", tampoco.
¡¡si llego yo tambien a casarme con el que todos querían hace 24 años!! jajajaja qué desastre