SI NO LO CREO, NO LO VEO.
“He
tenido miles de problemas en mi vida. La mayoría de ellos nunca
sucedieron en realidad”—Mark Twain.
Es
verdad, piénsalo: la mayoría
de los problemas que has tenido en tu vida no han existido más que
en tu cabeza.
Esa
frase describe muy bien lo que viven muchas personas. Los problemas
son irreales y sin consistencia , pero siguen estando ahí, muy
presentes en su cabezota. Y los sienten y los padecen igualmente.
La vida para algunos es un sainete. Divertida, sí, aunque
agonizante. Para otros un melodrama. A veces una tragedia.
A
la mente le da igual si lo está percibiendo a través de los ojos o
si lo está imaginando. Le da igual si lo está oyendo por los oídos
o lo está oyendo por el canal auditivo interno. Las sensaciones se
siguen sintiendo muy reales. Los problemas están ahí, y aunque sean
imaginarios, siguen estando muy vivos. Se sienten igualmente.
Parece
que hay gente que ha venido al mundo a sufrir.
Hay
personas que viven en una especie de barrera del sonido personal,
esa ley que defendía que había un límite físico que impedía
que objetos de gran tamaño se desplazaran a velocidad supersónica.
Se
demostró falsa.
A
lo mejor vives en la “barrera de creencias”. Te han hecho
pensar y creer muchas mentiras que das por buenas. Deberías intentas
romper esa barrera, al menos plantearte otra manera de ver y de
pensar la vida.
Mucha gente dice “Si no lo veo, no lo creo”. Yo
ahora sé que funciona al revés: “Si no lo creo, no lo veo”.
Necesitas
creer si quieres ver.
Domingo, siete de la tarde, suena el telefonillo de mi casa.
ResponderEliminarDejo aparcada la revista Arte, donde se me informa ampliamente sobre la tecnica pictorica del Greco.
Una vocecilla de enano inquiere : Esta Diego ?
Si, soy yo.
Somos Ivan y Lucia, que si te bajas a jugar.
Claro que si.
...
Mando al infierno mi propio infierno, la enfermedad que socaba a mi familia, el ere que me expulsa del mercado laboral, la sensacion de frustacion de ser español y la madre que pario al sumsum corde.
Claro que si, chicos.
...
Ivan y Lucia tienen siete años y yo juego con ellos a diario.
Hacemos la bomba en la piscina, damos volteletas y jugamos a los niños perdidos construyendo casas con toallas y silletas.
Si no lo veo, no lo creo.
Estos enanos son capaces de sacar lo mejor de mi.
...
Menudo favor me han hecho.
Los prejuicios de la sociedad hipocrita saltan en mil pedazos cuando un enano te llama a las siete de la tarde para invitarte a jugar.
...
Mañana vuelvo a montar el viejo telescopio olvidado en el trastero.
Estos dos enanos se merecen que alguien les enseñe las estrellas.
Cuando yo casque, alguien tiene que seguir contando historias.
Y pulsando los telefonillos de la vida.