Estuve hace dos días con un
matrimonio, buenos amigos, que acaban de despedir a su hija , fallecida
una semana atrás.
Gente de fe, de una sensibilidad
espiritual de quilates.
“Ahora estamos bien, porque sabemos
que está en el cielo : tenemos un ángel”.
No dije nada. No sabía qué decir
porque me cuesta entender.
Yo, les dije, no sé que pedirle a
Dios. No puedo apelar a su justicia, porque no tengo nada que
argumentar ante ese Juez. No puedo acudir a u Bondad, porque no me
veo bueno. No puedo atender a su Belleza, porque he hecho cosas muy
feas.
Cuando rezo soy más niño que nunca.
En mi banco las piernas no me llegan al suelo y balanceo los pies
delante de Dios. Es su Misericordia lo único que me queda.
A ese niño es al que escucha Dios. Si no te importa, me siento a rezar contigo, con mis calcetines de perlé y las coletas peinadas con colonia. Un abrazo
ResponderEliminarEstoy en el banco de detras.
ResponderEliminarSoy el que juega con un avion y se esta zampando un bocata de chorizo.
Cuando acabes de rezar vente a echar un partido.
Nos falta uno.
Tranquilo, todos los del equipo somos un desastre.
Solo sabemos correr de un lado para otro, y rezamos mirando a la puerta de salida.
Queremos correr por el campo, pegar patadas al balon y sacar un cinco.
Somos muchachos como tu.
...para mi lo bueno de rezar, es que no hace falta decirle, nada, ni pensar siquiera, antes de ponerse Él ya lo sabe.
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