Ayer fuimos al Circo.
Se llama Circo Kaos, y Manuela era la
primera vez que asistía como espectadora a uno de ellos. Iba con la
la ilusión de una niña.
Es un circo pequeño.
En mi infancia íbamos siempre al Circo
en las fiestas del Pilar: el Americano, el Internacional, el de los
hermanos Toneti, Circo Ruso...¡qué fascinación creaban en el alma
de un criajo!
El de hoy ha conseguido que pasemos un
buen rato. Con pocos medios alargan la función con buenas dosis de
imaginación y frescura.
Es lo de siempre: acrobacias,
contorsionismo, ,magia (¡alucinante la aparición de tres mujeres
donde antes sólo había una caja!), un tigre triste, un león
blanco empastillado, unos payasos que me recordaron la poesía:
¡Cómo divierte
con sus
monadas!
¡Es todo un caso!
Ríe la gente...
¡Goza el payaso!
¡Es todo un caso!
Ríe la gente...
¡Goza el payaso!
Es lo de siempre: un malabarista de bolos, de
platos sobre palos flexibles, otro con el diábolo, perritos
adiestrados que andan sobre sus patas traseras a ritmo de Michael
Jackson, unos motoristas encerrados en una jaula diminuta haciendo
piruetas que ponen los pelos de punta, incluso los de los brazos,
No es gran cosa este circo Kaos, pero
consiguen con pocos medios que te diviertas y rías.
Pero hay algo de tristeza en este mundo
de nómadas, de caravanas en las afueras de ciudades provincianas. Se intuye que algunos son
gente que malvive y moja su pan con lágrimas cuando nadie los ve.
Lleva a la Piedra al Circo del Sol.
ResponderEliminarSi no le gusta prometo haceros el número del hombre bala.