Estos días, meses, tan intensos,
descubro que conversar es un arte mayor.
Hablo poco de lo que sucede- no me
encuentro a gusto -, pero escribiendo siento que me escuchas, tú,
quien seas que lees estas líneas.
También hablo con Manu. No es mucho,
ya cuesta entenderla, pero también se charla con más profundidad,
se intuye de una manera maravillosa y muy dentro.
Muchos se recrean en la conversación
para brillar. Esos no entienden nada.
Hablar de verdad, es amar. Y cuando
amas de verdad, no brillas, ¡ardes!,
No dejes de escribir, te escuchamos.
ResponderEliminarCon lo torpe que soy y al final vas a ser tu con quien aprenda a escuchar.
ResponderEliminarMas vale tarde que nunca.
Ayer me encallé en poema de Vicente Aleixandre. Lo busqué por google en la agenda electrónica y estuve leyéndolo mil veces, hasta memorizarlo (en el bar de al lado de casa, una cerveza y luego otra). "Mano entregada". La primera estrofa:
ResponderEliminarPero otro día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce que sí se empapa del amor hermoso.
Jekyll esa es una de mis preferidas! Pero hay que leerla entera… Buen gusto! ;) Emma Morley.
Eliminaraquí estamos. Me gusta escucharte, aprendo mucho. Y tambien me siento escuchada. Un abrazo
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