Son las 6 de la madrugada. Despierto,
como todos los días. Y , como todos los días, quisiera dar gracias
por esta nueva aurora. Y, como casi todos los días, no me acuerdo de
hacerlo.
La intención es buena. La cabeza está
como está: autómata
Tengo por delante un tiempo en
compañía del silencio. Escribo. Hora y media más tarde , cuando
levanto la cabeza, ya amaneció, y con el alba, una calma
caligrafiada, como la imperceptible subida de las aguas en la pleamar
de este nuevo día. A partir de esta hora el día irá poco a poco
apagándose, porque para mi las 8 de la mañana es la cima desde
donde veo las horas siguientes de esta jornada.
Una cima de frescor y ligereza. Un
estado de levedad que me hace mucho bien.
A veces escribo, otras leo, algunas
rezo. Muy pocas salgo a andar y doy una vuelta a la urbanización
A las ocho siempre estoy en la cima de
ese día. De hoy.
Manu duerme, le doy un besico,..hoy es
domingo, y leo una frase de Mozart que escribió en relación a uno
de sus conciertos, Sólo con esa frase da para vestir este domingo...
“Es brillante, pero está falto de
pobreza”.
Me levanto tambien antes del alba, en esas horas donde el silencio me acompaña y el tiempo se hace propio.
ResponderEliminarLeo un intersante articulo sobre astronautica, concretamente la forma de lanzar un proyectil hacia Venus.
Una disertacion de 1957, que sigue siendo cierta.
Al final cierro el libro y salgo a la terraza a contemplar a la dama volante.
Brilla.
No le falta ni pobreza, ni misterio, ni eternidad, ni distancia.
Pongo a Mozart y observo la diferencia entre su falta de pobreza y la inmensa falta de riqueza de la dama observada.
...
A veces, una moza durmiendo en tu alcoba, es lo mas parecido a un planeta que brilla por la mañana.
...
Cuando se levanta, ilumina tu mañana.
Brillando.
Necesitamos hombres como vosotros. Y más Manu y mozas de esas que iluminan. el mundo sería mucho mejor
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