“Si se me pidiera resumir en una sola fórmula lo más
característico de la época en que estamos viviendo, al menos en el
mundo
occidental, diría que es la creencia de que nada es
importante” (Julián Marías)
Consecuencia de este “nada es
importante” es que después de esta vida no hay nada. La
indiferencia es absoluta.
Cuando se subraya que detrás de la
crisis hay una falta de moral absoluta, se refieren a esto. ¿Qué
sentido tiene este mundo si al final todo es una mierda?. ¿Por qué
debo respetar al prójimo?, ¿por qué preocuparme por dejar un mundo
mejor?,¿qué sentido tiene la fidelidad?
Si nada es importante, oiga, ¡a vivir
que son dos días!, y al me lo llevo y pa la saca.
“... me he preguntado por las causas
de esta variación y he llegado a la conclusión de que son
principalmente dos: la inmoderada pasión por la seguridad del hombre
contemporáneo y la escasez de amor en sentido estricto que hace que
dejen de ser irrenunciables y radicalmente necesarias otras
personas”.(Julián Marías)
Ante tanto desconcierto me quedo con
aquellos versos del Cantar de los Cantares
“Grábame como un sello en tu
brazo,
como un sello en tu corazón,
porque es fuerte el amor como la muerte”.
porque es fuerte el amor como la muerte”.
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