El
minuto antes de que llegaras a mi vida andaba en el desvarío. Los
perros ladraban en mi conciencia y me encontraba solo y extraviado.
Todo estaba muy oscuro el minuto antes de que llegaras.
No
quería mirarme en el espejo que reflejaba una caricatura que
despreciaba. Huía ebrio de mi mismo , corriendo por encima de
ascuas encendidas que ardían bajo mis pies, llevando sobre mis
hombros el pesado fardo a cuestas de historias que me avergonzaban.
El
minuto antes que llegaras era muy desgraciado.
Y
apareciste tú. ¡Dios , qué alegría!.Si alguna vez hubo alguien
feliz ese día en la Tierra, sin duda, fui yo.
Después
pediste la exclusividad a un taxi que no estaba para carreras de por
vida. Contesté que no a ese viaje, y te enfadaste. No querías
compartir amistad, ni aficiones, ni tiempo. Lo querías todo.
Era
pedir demasiado, y esperar mucho de mi.
Y
te quise , te quiero, y esta historia todavía está viva. Aquí no
ha pasado nada, Manuela. Sólo que estás enferma, como tanta gente.
Yo también.
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