Fuimos a la Carlos III y parece que nos
admiten en un proyecto de investigación.
Mientras esperábamos en un frío
pasillo que recordaban memorias soviéticas, vimos durante dos horas
enfermos de un viernes de rutina. Era nuestro primer día, el de
ellos era un día más de consulta y revisión.
Nuestra mirada juzgaba esos rostros y
no podías dejar de pensar que ese acompañante serías tú, esa
enferma sería Manu. La vida dentro de unos años. Fue muy duro. Es
la sensibilidad la que lo hace tan duro.
Manu que nos ve hipotecados a su vida,
amarrados a un banco de una galera que es ella, remando. Y yo , que
sé que tengo que familiarizarme a ese paisaje,a esos rostros que nos
van a acompañar no sé cuantos años.
Aguantó hasta el final del día, y
rompió llorar al llegar a casa. “Os estoy esclavizando”-
decías....Dijiste cosas muy duras.
“¡Ay, tú estabas preparada para
quererme en mi enfermedad!”- te susurré.
- Pues sí.
- Y ahora resulta que no, que doña
necesaria se tiene que dejar querer.
Y ,aunque no sé como se hace eso de
acompañar una enfermedad, te voy a querer sin ningún esfuerzo, lo
mismo que he intentado hacer hasta hoy desde el primer segundo que te
conocí. Porque lo que pasa es que te quiero. ¡Es tan fácil de
entender!
¡Cuántas gracias tengo que dar de
haberte conocido!
Quisiera que sepas que desde que supe lo que ocurría te acompaño con el pensamiento a diario.
ResponderEliminarNo puedo comprometerme a rezar - temo que se me ha olvidado -pero puedo intentarlo.
Todo lo que te diga sonará a tópico tonto, solo te dejo un abrazo sincero y para Manuela - Nuestra Piedra - todo el cariño de una desconocida que aún así la quiere y la sigue desde hace muchos años.
En este blog estás dando una lección magistral de lo que es el amor. Aunque algunos alumnos estemos suspendidos antes de empezar el Curso.
Gracias también por eso.
Asun
¿Tú suspendida?...¡venga ya, Asun!
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