lunes, 8 de septiembre de 2014

SILENCIO

Acompañar esta enfermedad ha supuesto , al menos para mi, un cambio radical de hábitos y costumbres.

De repente, todo se sosiega. El tiempo pasa más lento acompañando un enfermo. Descubres que vivías una vida aturdida, repleta de ires y venires y sin sentido: currar, viajar, hablar, escuchar música, la radio...

Descubres que la cantidad de expe­riencias y su intensidad solo sirven  para atontarnos.
 
Vivir demasiadas experiencias no dice nada de nuestra cultura. Estos días anuncia el Corte Inglés viajes para  " mayores de 50" a destinos alucinantes a precios de risa, y pague cuando quiera. 

Aquí hasta el más tonto ha ido a Bali y se impregna de ese viaje lo mismo que una cuchara del sabor de una sopa.

Y  aquí viene David Bisbal de gratis a la plaza Mayor. Y se petará de gente para ver un tío de esos que salen en la tele; un producto, la verdad, bastante poco original. 
 
Ahora hay un clima de silencio en casa. Y descubres que estás hecho para la calidad , no para la cantidad.

La vida nos ha zarandeado,  nos ofrecía ho­rizontes utópicos, nos emborrachaba, y confundía...
 
Incluso  cualquier experiencia, aun la de apariencia más inocente, suele ser demasiado vertiginosa para el alma.

Necesito ese silencio. La conciencia es como un océano donde sólo puedes distinguir su flora y su fauna cuando el mar está en calma.

¿Rezo  cuando estoy envuelto en ese silencio?: no. Hace años que supe que no sabía rezar. Y sigo sin saber. Yo creo que son poquísimas las personas que rezan de verdad.

Es muy difícil. Y no me creo las oraciones de  banqueros, empresarios, ejecutivos, fanáticos de un deporte, o televidentes de ciertos programas. Y no me lo creo porque en su mar hay mucho ruido: ruido de cuentas de resultados, de hipotecas, de clasificaciones, de discusiones en un plató de...¡ruido!

Pero sé que de ese silencio, que lo busco incansable, vendrá la oración.

3 comentarios:

  1. De vez en cuando te ecuentras con alguna cuchara de madera...

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  2. Entiendo lo que dices y tambien que es un tema super personal, pero a la vez estoy seguro de que sí sabes rezar y de que lo haces. Para mí, la primera condicion para rezar es sentirse creado, sentirse alguien necesitado de un ser supremo (dicho mal y rapido). El problema es la gente que reza pensando que son mas que los demas, que se creen no necesitados de rezar y que simplemente lo hacen por "fashion", quedar bien, habito, obligacion o demas...

    En el fondo, lo mismo que los fariseos...

    Recuerdo a alguien que con mucha gracia rememoraba sus trimestrales conversaciones con el director espiritual del colegio romano en las que dicho director le repetia machaconamente: "tu problema es que llevas 10 años en el opus dei y no sabes hacer oracion."
    A mi siempre me parecio un comentario muy desacertado. Porque... acaso eres Dios para confirmarnos que lo suyo no es oracion y lo tuyo sí? Y por otra parte... no es un poco presuntuoso pensar que ha estado toda su vida haciendo algo que no era oracion hasta que dio contigo?

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  3. El silencio es sabio y la oración alivia el dolor. Yo, os envío un abrazo.

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