jueves, 4 de septiembre de 2014

LA MUDANZA.

A veces Manu se hunde y la encuentro llorando.

Cree que nos está  hipotecando nuestra vida, y siente que la enfermedad avanza de un modo devastador, que se acercan los días de una dependencia que será pesada y difícil.

Y , entonces, se  enrosca sobre sí misma. Y sufre.

Le he dicho que nosotros estamos aquí como quiera que estemos, con todo el amor, y todo el respeto. Que somos la comadrona de su alma, que le asistiremos  a nacer  a una nueva vida, libre de ese cuerpo, radiante, feliz.

La ventaja de esta enfermedad es que tiene una etapas que hay que recorrer, donde hay tiempo para muchas cosas. Vas haciendo las maletas poco a poco, preparando la mudanza, desprendiéndote de tantas cosas que miras, las lloras, las hueles, las recuerdas...y las tiras, porque no te van a servir de nada.

4 comentarios:

  1. Nosotros estamos recorriendo inconscientemente el mismo camino. El viejo tópico de que cada día que pasa es una día del que se apropia la muerte. Si fuésemos más conscientes de ello no habría tanta maldad.

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  2. No eres cosnciente, imagino, de lo profundo que me llegan tus palabras. Y es cierto, deberíamos ser conscientes de que, en realidad, vamos todos juntos en ese camino.
    Un abrazo fuerte

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  3. Me he pasado toda la noche en el Hospital Gregorio Marañon, en urgencias, con una amiga de 87 años con el corazon a bajas revoluciones.
    Y al final nos la hemos traido a casa.
    ...
    12 horas en urgencias dan para ver de todo, un lodazal de castañazos de coches, navajazos, higados gripados y sistemas descompensados por el calor, la edad o un tortazo impresionante.
    Y al final, lo unico que importa es darle la mano a la abuelita, y hacerla reir.
    Su sonrisa y sus ojos verdes.
    Y tirar para delante, arrastrandola hacia la siguiente curva de la carretera.
    Donde hay que entrar con el vehiculo controlado y el animo de un lider.
    Igual que todos.

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