El Pábilo ya no se actualizará más.
Ayer por la noche , en casa, recordamos anécdotas de ella.
Me impresionó mucho la de mi cuñada.
Cuando
Manu decidió que no le hicieran la traqueotomía que le hubiese podido
permitir respirar de modo artificial, todos supimos que su vida
terminaba.
Manuela
tomó esa decisión, sobre todo, porque no quería hipotecarnos la vida a
mi cuñada, y a mi. Tenía muy claro que la ELA avanzaba, y la solución
sólo suponía más tiempo de una enfermedad devastadora.
El
médico que la trató me comentaba que a la hora de la verdad, cuando el
sí o el no te alarga la vida, o la deja desinflarse, son poquísimos los
que se atreven, de un modo perfectamente consciente, a dar ese paso:
cuando estás asomado al abismo, a la incertidumbre, te agarras a un hilo
que te pueda sostener.
Si
"nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos",
Manuela jugó esa liga. Porque eso es lo que hizo. No vivió ni un
segundo más artificial, por nosotros.
Mi cuñada contó que , estando en la UVI con ella, le preguntó: "Manuela, estamos aquí, acompañándote, ¿tienes miedo?".
Manuela, por gestos, llevaba un respirador, contestó que no, y se llevó la mano al corazón.
Le acercó un pizarrín para que escribiera qué sentía, y escribió "tengo pena".
No
sentía miedo a lo que sea que te encuentres al morir. Era esa pena que
da no volver a estar en esta vida, con esa gente que quieres.
Era amor.
Que bonito!! Y que maravilla vivir y morir asi!! Un fortisimo abrazo Suso!!
ResponderEliminarBsssssss manuela, q bonito tenerte como amiga, hn lujo
ResponderEliminarSuso........ no nos dejes a los que queremos saber de ti, y estamos aprendiendo de tu humanidad. Por favor
ResponderEliminarNo puedo estarr físicamente xo te puse musica........y muchos bsssssss
ResponderEliminarQ. Bonito ser matillana.......
ResponderEliminarun abrazooooooo susoooooo
Acabo de enterarme. Quiero unirme a esa red de afectos espontánea y sincera. Deseo que la sientas como una tabla a la que agarrarte. Que todos y todas las que hemos reído y disfrutado contigo sepamos hallar el modo de acompañarte y consolarte. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarNunca he llegado a conocerte personalmente pero he disfrutado mucho con tus libros y escritos en los Orejas. Me he reído tanto y me ha venido tan bien... Y cuando leía lo que contabas de ella me daba cuenta de que significaba mucho para ti, y debes sufrir mucho ahora. Siento que lo único que pueda hacer por ti es mandarte ánimos y un abrazo desde aquí y desearía poder hacer más porque te lo mereces. Y te pido (aunque es comprensible que no quieras seguir con esto) que no nos dejes, que eres ejemplo y guía para muchos.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte, Suso.
ResponderEliminarSeguramente no lo sabes, pero me has ayudado mucho; soy Juan José Veciana.
No te he conocido personalmente, pero si que he leído cosas tuyas. Te mando un abrazo muy fuerte y te doy la enhorabuena por la mujer tan fantástica que has tenido.
ResponderEliminar¡Juan José Veciana!!!
ResponderEliminar¡Qué alegría!
Pasé por la farmacia de tu hermana y le di recuerdos para ti
Un abrazo
Alguien que ha sabido expresar con tanto humor y sentimiento vivencias de todo tipo, estoy convencido de que con fé y esperanza podrá salir casi indemne de todo lo que se proponga. Parte de mis oraciones van con vosotros.
ResponderEliminarSuso, te perdí la pista... No tenía ni idea.... Me he quedado de piedra. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarKeep going!