"A fin de cuentas, ¿quién soy yo cuando no juego? Un pobre
huérfano abandonado en las calles de las Sensaciones, tiritando de
frío en las esquinas de la Realidad, teniendo que dormir en los
peldaños de la Tristeza y comer el pan dado por la Fantasía. De mi
padre sé el nombre; me han dicho que se llamaba Dios, pero por el
nombre no me hago idea de nada. A veces, en la noche, cuando me
siento solo, le llamo y lloro, y me hago una idea de él a la que
pueda amar... Pero luego pienso que no le conozco, que tal vez él no
sea así, que tal vez no sea nunca ese el padre de mi alma. (...)
Tengo demasiado frío. Estoy tan cansado en mi abandono. ¡Vete,
viento, a traerme a mi Madre!”
Fernando Pessoa en el Livro do Desassossego
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