jueves, 24 de abril de 2014

CARÁCTER.


Los montañeros lo saben bien. Es una ley que no se olvida: siempre se llega a la cima, por muy lejos que esté. Y cualquier cumbre vale la pena ascenderla.

Alguno pensará, “¡pues vaya un descubrimiento!”.

El que dice eso , no sabe de qué hablo. Hay montañas que desconoces el tiempo que tardarás en alcanzar el pico: desconoces la ruta, algunas son de zigzags desesperantes, con asomos a falsas crestas que piensas que ya haces cima...resultan que son curvas que llevan a otro repecho...y otro, y otro...el sol de fuego, la hierba seca que desprende un calor infernal...luego la roca , reflejando una luz cegadora...la lengua pastosa, transpirando por los poros...

Y uno va jadeando, mirando sus pies, oliendo tu propio sudor , ¡inolvidable fragancia! (lo escribo de verdad).

Son travesías de muchas horas. Y, súbitamente, ¡aparece!.

El que ha vivido eso entiende la locura de los montañeros.

El carácter consiste en aquello que haces a la vigésimo cuarta vez. Por lo menos.

¡Cómo cuesta ascender esta cima!

2 comentarios:

  1. A veces ayuda pararse un momento y echar un cigarro.
    Estas en un recodo de tu camino, mas solo que Pichote, cansado y con tan solo un bocata de chorizo seco en la mochila.
    Miras hacia el horizonte y ves un puntito que se mueve, despacio, pero el cabron se mueve.
    Es otro como tu, haciendo su propia ascension.
    Y aunque a quien le duele el juanete es a ti, comprendes que no estas solo en la jodida ascension de las narices.
    Que los puntos se mueven.
    Los cabroncetes de los puntos, tienden a avanzar.
    ...
    Todos queremos saber que vistas hay alli arriba.

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