domingo, 13 de abril de 2014

CRUCE DE CAMINOS.


Acompañar a Manuela me está espabilando. Mucho.

No conoces una persona, por mucho que la quieras, hasta que no llegas a ese punto, justo antes del cruce de caminos, en que , si no media milagro, la senda se bifurca.

Es una ventaja vivir una enfermedad así, que tiene un recorrido para hablar, pensar, rezar , o meditar.

Estos días de semana santa mucha gente fallecerá en accidentes de tráfico sin tiempo a pensar en nada. Las maletas no estarán hechas, muchas cosas quedarán sin hacer, o mal ordenadas...habrá cuentas pendientes y asuntos de los que mejor no hablar.

Nos han invitado a vivir en este planeta, y en este cuerpo, pero somos más que células, nervios, cosas.

La enfermedad no es sólo la de los cuerpos. No es sólo el cáncer, o la ELA. No experimentar tu auténtica grandeza es peor enfermedad. Eso es lo que estoy aprendiendo.

¿Y qué enfermedad es esa?: las ataduras. Vivimos atados a muchísimas cosas. Puedes ser un gigante, y lo eres, pero si estás atado, aherrojado, trenzado por nudos dificilísimos de deshacer, ¿de qué te sirve tu musculatura, tu agilidad, y tu talento.

Estamos tan autolimitados por esta mierda de sociedad que, o entendemos la vida de otra manera, o seguiremos dándole zapatilla al vehículo del cuerpo hasta que un día cualquiera pase a fundido en negro.

Sin darnos cuenta.

Esa es una de las lecciones que gracias a esta enfermedad estamos descubriendo. Los dos vamos a salir muy cambiados.

3 comentarios:

  1. Los que te leemos, también vamos a salir cambiados.
    Con más perspectiva, por utilizar un término pictórico.

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  2. idem de idem. Y gracias por ello.

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