En realidad nos sucede a todos eso de
que hay ocasiones que nos tienen que interpretar nuestros silencios y
estados de ánimos por los gestos, miradas...
Es muy de recién casados en sus primeros días
de relación eso de preguntar a su chico, que lo ven
mustio,rumiando en su soledad, mirando por la ventana a la calle,
sin decir nada...y preguntan “¿te pasa algo, amor?”...¿echas de
menos algo?, ¡nunca te he visto así!”...
No le pasa nada. Hay personas que son así.
En el noviazgo esas cosas no se hablan, pero somos así, un poco
raros. A base de insistir, e insistir, el hombre, como la burra de
Balaam, por quitarse ese pesad@ de encima, romperá a hablar y
contestará cualquier cosa, una chorrada.
Porque no le pasa nada.
Con los enfermos sucede algo parecido.
Hay que estar sensible a sus necesidades y condición. Muchos de
ellos, al menos Manuela, imaginan que con el tiempo serán una
carga para los demás, y eso les hace sufrir.
No preguntes nada, no quieras saber qué
piensa. Todo llegará. Un día lo dirá, y ese día habrá que
hablarlo y compartir miedos y esperanzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario