¿Para que nos ha servido la E.L.A.?
Para saber que nos tenemos que querer
viviendo hoy como si no hubiese mañana. Vemos las cosas de otro
modo, la verdad. Es un fatalismo del que no puedes escapar y que te
obliga a una sola cosa: no hay “casis”..."casi
lo logro", "casi lo alcanzo", "casi apruebo...".
Hoy hay que
llegar a puerto. Y allá vamos. Yo le acompaño, ¿pero quién
acompaña a quién?.
En realidad, esa
situación nos sucede a todos. Los que fallecieron en el accidente de
tren en Santiago no padecían ninguna enfermedad, probablemente, pero
si alguno de ellos sufriera de una de esas enfermedades que no es
crónica, que tiene un final más o menos cercano en su
diagnóstico, su actitud en ese viaje sería muy distinta.
Ya conocía su
destino, y no era Santiago de Compostela, pero en Santiago de
Compostela no le sorprendió.
Escrito de otro
modo , el problema de muchos es que siguen el patrón
de vida de los demás, pero no saben adonde van a llegar. Hoy viajo
aquí, tengo este plan, hago estas visitas, cumplo este horario de
oficina, atiendo estas obligaciones, me muevo en rutinas cíclicas...
Manuela sabe
dónde va, y yo con ella, sólo en una dirección, y hacia un único
destino, del que nada ni nadie nos va torcer ni exterior, ni
interiormente.
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