Desayuno este sábado con un antiguo alumno en
Valladolid.
Sólo un antiguo alumno
me puede enviar un mensaje un sábado a las 7 de la mañana diciendo
que anda por Pucela por un tema profesional, y que si quiero
desayunar con él (estaba por una urgencia y se iba a su casa después de una noche de curre).
Y por supuesto que puedo.
Es curioso, nos hemos reconocido
deseguida. Y hemos recordado anécdotas de hace más de treinta años
con una confianza maravillosa. Como si no hubiese pasado el tiempo.
Quería saber de Manuela, y sólo esa
era la razón de estar un rato conmigo. Se lo agradecí.
“Lo que aprendí de gente como tú
fue a no tener vergüenza a declarar mis sueños a todo el mundo. Tal
vez fue lo que mejor hicisteis”.
- Yo ahora casi no tengo sueños- le
contesto- y los que tengo los guardo. No estoy para soñar muchas
cosas con Manuela. Mi sueño hoy es un milagro...
- Sin embargo, escribes, y eso es
una manera de soñar, y de expresar tus deseos, tus proyectos, tus
ilusiones...
- Visto así, es verdad: escribo por
eso, en parte.
Veo a este hombrón y me parece mentira
que ese criajo con cara de pijo buena persona de entonces hoy me dé lecciones.Me parece mentira tanto cariño.
Gracias, de verdad de la buena.
En el exacto segundo en que dejas de soñar empieza tu vejez, tu estéril anochecer.
ResponderEliminarSi juegas (y tú sigues jugando) si esperas (si alguien espera ese eres tú) si sientes perpétua curiosidad, si sueñas, si sigues escribiendo y eso te da la vida, eres un bollycao, un chaval. Me parece (aunque yo me equivoco mucho, es una de mis virtudes) que Manolita y tú seguís teniendo proyectos, y a muy largo plazo, tío.
Ya lo verás.
Y yo, me sumo a los deseos de Toi!!!
ResponderEliminar¡A por todas, valientes!
¡Va de días, Toi!
EliminarPero sí...el billete es para un destino muy lejano, y apasionante recorrido.
Que buena gente te rodea Mauricio. Qué huella vas dejando. Cómo me alegro de contar con tus palabras y poder leerte casi a diario. A por los días buenos, para tener fuerza para el resto
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