Conozco
una muy buena amiga que es mujer de quilates.
Tiene
un hijo con problemas, un pequeño retraso que le limita bastante.
Siempre
he admirado a este tipo de personas que saben muy bien lo que quieren
y no cejan en un empeño admirable por alcanzar mejorar a los demás.
No
se andan por las ramas: piden, desean, anhelan, y son muy específicas
en sus objetivos.
Muchos
tienen grandes deseos en su corazón,
en su mente anhelan alcanzar metas, pero no pueden ni saben
expresarlos. Son esas personas que cuando les preguntas qué
es lo que están
esperando de la vida, responden "paz, amor, felicidad, salud,
dinero". Y esos deseos no son malos, pero son indefinidos, metas
abstractas imposibles de evaluar.
Esta
buena amiga (se llama Marian) - lo mismo que otras que se han cruzado en la vida- tiene
una inteligencia práctica, un sentido común maravilloso, una
paciencia que se ejerce sobre la cosa, la persona , o la acción
concreta.
Cuando
queramos algo, algo de verdad, necesitamos ser claros, muy precisos; sólo
así
podremos encaminar las estrategias que debemos diseñar
para alcanzar nuestras metas. De esta forma estaremos enfocados-
¡gran escena en “Desmontando a Harry” de Woody Allen, y su
“actor desenfocado”!.
A
veces, convocaría a todas estas personas, de un coraje y un amor
extraordinarios, y les pediría que nos contasen...
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