Hace unos años alguien me hizo ver
que se podía vivir por encima del tiempo y el espacio. Vivir el puro
presente. Y esa es la manera que los grandes del mundo nos habían
querido enseñar. Todos nuestros problemas nacen de no salir del
tiempo y del espacio: nos preocupamos mucho por las cosas: tengo que
comer, estoy cansado, me duele aquí, hay que pagar la hipoteca.
Siempre incómodos, inquietos. No salimos de esa espiral.
Me citó a Facundo Cabral, que devoré
sus monólogos, a Jesús, la vida de Francisco de Asís, la doctora
Elisabeth Kübler-Ross, el psiquiatra Victor Frankl, los místicos
sufistas...el tema me pareció interesantísimo, pero a mi esas
espeleologías me resultaban extrañas, imposibles. Mi forma de ser
anda lejos de la contemplación: vivo del pasado, exprimo el
presente, imagino el futuro y, lo que es peor, ando muchas horas al
día en Babia. Vivo poco aquí abajo. Fantaseo a todas horas.
Aquel hombre, del Betis Balompié, me
dijo “sin embargo, seguro que has tenido alguna experiencia de ese
estar fuera del tiempo y del espacio. Si lo piensas, la conoces”.
Y es cierto que las he tenido. Yo creo
que todos las hemos tenido, quizás de un modo que nos pasó
desapercibido, pero allí están.
Recuerdo las mías, y te sugiero que ,
de la mano de las mías, encuentres las tuyas, porque de ese chispazo
el motor puede ponerse en marcha y buscar ese viaje a otra parte más
serena, más espiritual, más tuya.
Ya te advierto una cosa: cuesta,
y cuesta mucho. Hay que volver a empezar muchas veces, poner el motor
a punto, hacer unas cuantas revisiones, corregir el rumbo.
Pero vale la pena. Es un viaje hacia la
libertad interior.
También te digo que aquí no hay
planes de vida, ni normas, ni costumbres, ni confidencias espirituales impuestas. No tiene nada que ver con
eso.
Cuando Jesús dice “ esforzaos por
pasar por la puerta angosta” no se refiere a la puerta final que
lleva a la vida eterna. La frase responde a la pregunta “¿son
muchos los que se salvan?. Y Jesús contesta en presente. Se
refiere al día de hoy: a los dos, nos puede llevar a la vida que
merece vivirse aquí abajo. Si te esfuerzas por encontrar esa puerta
tu vida será otra.
Vives en el follón del sidral de tu
pasado, tu presente, tu futuro, lo que te han dicho que está bien,
que está mal, que si patatín que si patatán....
Llevo más de un año con este tema
como meta en mi vida personal. Si entiendes lo que vas a leer estos
días, te animo a que no te canses. Pasaremos esa puerta una y otra
vez durante un tiempo en los dos sentidos pero, no te preocupes, al
final sabrás traspasarla y echar el cerrojo.Y, cuando quieras, la abrirás para solucionar algo del otro lado.
Yo estoy en eso. La enfermedad de la
Piedra me está llevando a esa puerta, y en el otro lado todo es
paz...
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