viernes, 16 de mayo de 2014

CUANDO REZO.



Estuve hace dos días con un matrimonio, buenos amigos, que acaban de despedir a su hija , fallecida una semana atrás.

Gente de fe, de una sensibilidad espiritual de quilates.

“Ahora estamos bien, porque sabemos que está en el cielo : tenemos un ángel”.

No dije nada. No sabía qué decir porque me cuesta entender.

Yo, les dije, no sé que pedirle a Dios. No puedo apelar a su justicia, porque no tengo nada que argumentar ante ese Juez. No puedo acudir a u Bondad, porque no me veo bueno. No puedo atender a su Belleza, porque he hecho cosas muy feas.

Cuando rezo soy más niño que nunca. En mi banco las piernas no me llegan al suelo y balanceo los pies delante de Dios. Es su Misericordia lo único que me queda.

3 comentarios:

  1. A ese niño es al que escucha Dios. Si no te importa, me siento a rezar contigo, con mis calcetines de perlé y las coletas peinadas con colonia. Un abrazo

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  2. Estoy en el banco de detras.
    Soy el que juega con un avion y se esta zampando un bocata de chorizo.
    Cuando acabes de rezar vente a echar un partido.
    Nos falta uno.
    Tranquilo, todos los del equipo somos un desastre.
    Solo sabemos correr de un lado para otro, y rezamos mirando a la puerta de salida.
    Queremos correr por el campo, pegar patadas al balon y sacar un cinco.
    Somos muchachos como tu.

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  3. ...para mi lo bueno de rezar, es que no hace falta decirle, nada, ni pensar siquiera, antes de ponerse Él ya lo sabe.

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