jueves, 7 de noviembre de 2013

A CASA, SUSO, A CASA.


Hay consideraciones que no me atrevo a contar a Manu. Son tan mías que no sé si me meto en jardines que quizás ella no entienda.

Sé, o eso espero, que en sus soledades, llegará al mismo puerto.

Uno de los temas que más se ha tratado en el arte, en el cine, en la novela, es el del paso del tiempo, y dentro de él, el de la infancia, el regreso a ella, ya sea atormentada, o feliz.

La parábola del hijo pródigo trata exactamente de ello.

Millones de personas se entusiasmaron con la película E. T. Cuando grandes multitudes expresan tanta energía por algo, es porque sentimos que alguien ha tocado un resorte en nuestro interior que nos conmueve. Cuando el abandonado E. T. murmura: "a casa, Elliott, a casa", sus palabras evocan algo que todos, desde hace miles de años, llevamos dentro.

Cuando E. T. murmuró: “a casa, Elliott, a casa" millones de personas de todas las edades en todas las culturas lloraron. Lloramos porque todos nos sentimos niños exiliados.

Para muchos de nosotros en el Barullo regresar- “represar” iba a escribir- es una meta, como encontrar el hogar por primera vez. Pero todavía estamos en el viaje de vuelta.

Verás gente que alcanza sus sueños, que parece importarles nada la vida, que están por encima de inquietudes y afanes, pero siempre experimentarán una leve desilusión, un desencanto.

El hijo pródigo comía las bellotas de los cerdos y siente su abandono, y otros después de Dante, Shakespeare ,Mozart, Bach, Goya, Spielberg, después del amor, las canciones, el sexo, el trabajo decimos: ¿Esto es todo?...¿y?...
Todos tenemos otro hogar al que pertenecemos. Creo que algo- ¿alguien?- nos pide que regresemos.

Pienso que venimos de Dios. No importa cuán bien marche todo, ni lo mal que vayan las cosas: todavía no estamos en casa.

San Agustín , que algo sabía, lo escribió tan certeramente: "Nos has hecho a tu semejanza, oh Señor , y nuestros corazones permanecerán sin descanso hasta que reposen en Ti".

Al final ése será nuestro verdadero regreso al hogar.

5 comentarios:

  1. Sin palabras. Magnífica. " A casa...".

    ResponderEliminar
  2. Pues sí. Ese será nuestro verdadero hogar. Hoy, que estoy lejos de mi casa, de los míos, con un frío tremendo, cansado y dudando de todo, hoy, tus palabras han sido un bálsamo.
    Gracias.
    (Un día, nos veremos allí, te pararé en el pasillo me presentaré y te daré las gracias en persona)

    ResponderEliminar