lunes, 18 de noviembre de 2013

SABER DÓNDE VAS.


¿Para que nos ha servido la E.L.A.?

Para saber que nos tenemos que querer viviendo hoy como si no hubiese mañana. Vemos las cosas de otro modo, la verdad. Es un fatalismo del que no puedes escapar y que te obliga a una sola cosa: no hay “casis”..."casi lo logro", "casi lo alcanzo", "casi apruebo...".

Hoy hay que llegar a puerto. Y allá vamos. Yo le acompaño, ¿pero quién acompaña a quién?.

En realidad, esa situación nos sucede a todos. Los que fallecieron en el accidente de tren en Santiago no padecían ninguna enfermedad, probablemente, pero si alguno de ellos sufriera de una de esas enfermedades que no es crónica, que tiene un final más o menos cercano en su diagnóstico, su actitud en ese viaje sería muy distinta.

Ya conocía su destino, y no era Santiago de Compostela, pero en Santiago de Compostela no le sorprendió.

Escrito de otro modo , el problema de muchos es que siguen el patrón de vida de los demás, pero no saben adonde van a llegar. Hoy viajo aquí, tengo este plan, hago estas visitas, cumplo este horario de oficina, atiendo estas obligaciones, me muevo en rutinas cíclicas...

Manuela sabe dónde va, y yo con ella, sólo en una dirección, y hacia un único destino, del que nada ni nadie nos va torcer ni exterior, ni interiormente.

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