sábado, 8 de febrero de 2014

LA VIDA.


La vida,¡tan absurda!... 

Parece que al nacer nos ofrecen un instrumento para que interpretemos en público una obra, la nuestra, mientras que aprendemos torpemente su técnica sobre la marcha. Y , con frecuencia, de manera autodidacta.

O, peor, los profesores que nos han enseñado la técnica del vivir, no sirvieron para nada, tuvimos que romper la partitura y volver a empezar...¡y siempre sobre la marcha! 

Y todo ¿para qué?. Para terminar muriendo.

Me dice un médico que padece cáncer: “he visto morir a mucha gente, pero lo malo de mi enfermedad es que es la primera vez que me sucede y, me temo, la última. A eso no estaba acostumbrado”. 

Ese instrumento que nos ha sido dado graciosamente es el cuerpo, con su alma, su carácter, sus talentos...y la pieza que estamos interpretando, piénsalo, puede ser una mierda de canción – algo así como un solo de serrucho – o una maravillosa sonata, una sencilla y admirable nana, o la conmovedora melodía inacabada de un genio...

3 comentarios:

  1. Deberias mirar tu correo postal, chico.
    Igual te encuentras la inacabada filmografia de un genio, y te pasas un sabadete chupi con la Manu.
    Quien sabe !

    ResponderEliminar
  2. Pensaba en que a veces los oídos no están preparados para comprender las sinfonías que tocamos. Yo, sin ir más lejos, no entiendo de músicas experimentales ni de bacalao o eso que se ponga en las discotecas de chumbachumba. A lo mejor no basta con interpretar una obra, sino que también tiene que ser comprendida por quien la escucha. Y aún así, ciertamente, nos morimos, pero no es lo mismo haber muerto y dejar a la humanidad la suite de violonchelo de Bach que el bufido de una vuvuzela.
    Buenos días, señores.

    ResponderEliminar
  3. Hoy he leído una entrevista que le han hecho a Manolo March en El Mundo y decía que la vida no es corta, lo que sucede es que aprendemos a vivirla demasiado tarde. Creo que tiene mucha razón. Aprender a vivir la vida es, en cierto sentido, vivirla bien.

    ResponderEliminar