lunes, 2 de junio de 2014

LA NOVELA.


Cuando nacemos sólo se dice de nosotros la estatura y el peso: “fíjate que majete, tres kilos y cincuenta centímetros”. Con eso basta. Ni siquiera, con frecuencia, se sabe el nombre.

Luego nuestra biografía se complica, se adorna, se acorteza, se enriquece, se empobrece, se enreda…y tenemos nombre y apellidos, y nos pasan cosas. 

Nos sucede más o menos lo mismo a todos: que nos enamoramos, que nos desenamoramos, que tenemos amigos y los perdemos, que necesitamos dinero para comer, vivir, comprar cosas, nos ponemos enfermos, nos reímos y nos enfadamos. Muchos se han iniciado en las cosas de la vida por primera vez en su biografía de la misma manera, como si fuese ritos tribales antiguos que se repiten generación tras generación. No bajemos al detalle, no paseemos pasillos olvidados.

Unos son más felices que otros, pero a todos nos pasan más o menos las mismas cosas.

Al morir, curiosamente, ya no se nos identifica con la estatura y el peso. No se dice “ joder, se ha muerto Suso”…”¿Suso, el que escribía en el blog?”. “Correcto, ése mismo: murió con 1,83 cm y 82  kilos”.

- ¡Coño!.

Pero al morir tampoco se dice mucho más de nosotros. Todo queda en nuestro nombre y dos apellidos, un paréntesis con nuestra fecha de nacimiento, un guión, y nuestra fecha de defunción.Se cierra paréntesis. Y si has hecho algo en tu vida profesional, pues eso, el titulito: profesor, abogado, propietario del restaurante “La Taberna de..."”. Casi nada.

Toda una vida de amores y desamores, de risas y llantos, de trabajos y penas, para que te quedes al final en que eres  …¿No cantaba de maravilla esa mujer, no contaba unos cuentos fantásticos aquel hombre, o ella  hacía unos guisos para chuparse los dedos, o …¡pues ponlo, coño, ponlo!.

Venimos al mundo para hacer una novela. 

Manu es un novelón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario