domingo, 24 de agosto de 2014

EL CUCU CANTANDO ESTÁ.


Ando por un bosque cerca de Simancas.

Al amanecer es algo mágico. Es la fresca de esas horas, siempre acompañada de una brisa que anuncia el día. Es la luz que transforma lo que toca con sus dedos: el campo segado, los pinos, los surcos , la senda sinuosa.

Ves, pero también escuchas- Y los sonidos son de aire, de conejos que cruzan asustados el camino...luego vendrán las chicharras, que en agosto son estrepitosas.

Escucho un CUCU cantar.

Tiene gracia. Recuerdo una canción que cantábamos en casa de bien pequeños, y que aún cantamos en las reuniones familiares, la última hace pocos meses.

Es una de nuestras favoritas.

La canto mientras ando:

Patito patito, color de café

Por qué estás tan triste quisiera saber.

Perdí y a mi patita color de café

Por eso estoy triste , y muy triste estaré.

En el pinar, junto a la martes

Resuena el eco de un cantar

El Cúcu cantando está

Cucú, cucú, cucú.

¡Escucha, es una preciosidad!

Cualquiera que me viera pensaría que estoy loco.

Es mi infancia: el que ha cantado en familia en un coche, o en casa, o regresando de no se sabe dónde, sabe de qué hablo.

Si no: me tomarás por loco.

Mira la naturaleza que te rodea, mírala bien y escúchala. Allí, el cuclillo; en los árboles, multitud de pájaros…, ve a saber cuáles…, piando y trinando, los grillos en la hierba, el viento pasando entre las hojas. Un gran concierto que vive su vida, completamente indiferente, ajeno a lo que me sucede, a la muerte que estoy esperando. Las hormigas no dejan de caminar, los pájaros cantan a su dios, el viento sopla.

¡Qué lección! Por eso estoy sereno. Desde hace meses, dentro de mí hay un foco de alegría que irradia en todas direcciones. Tengo la impresión de no haber sido nunca tan ligero y feliz.

Y si me preguntas: ¿Cómo estás?, te diré: Estoy perfectamente, mi mente es libre, me siento de maravilla. Aunque, eso sí, me gustaría que Manu sintiera y entendiera lo que veo tan claro. Porque eso sí que me duele.

Llegará a su manera, la suya, y vendrá de su infancia, de su familia, de su pueblo, de sus recuerdos, los de verdad.

Llegará. Estoy seguro.

7 comentarios:

  1. No estás tan sereno como crees, acabo de leerte una discusión enzarzada en el otro sitio, con petición de disculpas posterior. Suso, es bueno que no te desmorones ahora, por ti, por Manu. Pero cuida tu interiorismo, el castañazo que te pegues después puede ser brutal. Que uno aguanta el tipo como un señor mientras tiene el chiringuito abierto, pero cuando se apagan las luces, la oscuridad de la trastienda es muy densa. Un abrazo, chico.

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  2. ¿Quién dice que estoy sereno?

    Cualquiera que lea el Pábilo (a condición de que no lo trocee y pierda el sentido de todas las entradas), lo que no ve es "serenidad".

    Lo de terminar tu comentario con el " Un abrazo, chico" , no lo esperaba, chica.

    Respecto a la entrada del Barullo,

    Si alguien se toma en serio los consejitos del señor León de la Riva cuando escribe "bien está que el alcalde haga un recordatorio sobre las medidas más elementales de prudencia nocturna. Esto no significa culpabilizar a las víctimas en absoluto. Ojalá las chicas pudieran ir solas por dónde quisieran y a la hora que quisieran. Pero hasta que consigamos ese mundo ideal, se impone la prudencia."

    Pues bien, ese consejo sobra. Ese consejo lo saben todas las niñas desde bien pequeñas. Ese consejo es una demagogia del alcalde que tiene hijos - conozco uno, y mucho- que volvían solos a las siete de la mañana (cuando volvían).

    Y hay unas cuantas lectoras del Barullo que vuelven a sus casas a altas horas de la madrugada, solas, por el metro de Madrid y de Barcelona.

    Lo que no hacen, supongo, es andar por "solares despoblados".

    Estaría bueno que el señor Alcalde tenga, a estas alturas, que ponerse paternalista con consejitos más gastados que carracuca.

    Y que , encima, un estornino diga que eso está bien

    Respecto a eso de "Que uno aguanta el tipo como un señor mientras tiene el chiringuito abierto, pero cuando se apagan las luces, la oscuridad de la trastienda es muy densa".

    ¡Ja!: yo soy de los que cree que no se apaga ninguna luz, y menos cuando muera Manuela: su fin será su principio, aquí sólo dejará despojos.

    Y su fin, también para mi será mi principio.

    Y no es que yo lo vea así, es que la VIDA es así.

    Chica.

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    1. Tú, tú has dicho que estás sereno. Anda, léete y luego me vuelves a mandar a cagar. Sólo pretendía acompañar. Te agradezco la lección que me estáis dando tú y Manuela de todo lo más grande. Pero a mí, con cajas destempladas, no, gracias.

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    2. ...y sí, soy una chica. Hasta que me muera. Y tú, un chico, supongo. Mira que eres duro de pelar!

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    3. Pero bueno, ya te expliqué que si sólo lees cada entrada como si fuese un todo , mal.

      Todo el Pábilo tiene un paisaje, donde hay árboles frutales, tierras de secano,zonas de bosque, desiertos, altas montañas, lodazales, SOLARES, DESCAMPADOS...vamos, como Lériida, por ejemplo, que hay desde la zona de la Franja hasta La Vall D'Aran

      Y la unión de entradas hace ese paisaje.

      Llamarle "discusión enzarzada" a esa tontería me parece mucho, chica.

      Ponerse a defender a nuestro alcalde...¡venga, mujer!.

      Hala, pelillos a la mar (lo de "pelillos" lo digo en el sentido menos machista que puedas pensar. Conste).



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  3. Hoy he visto la medusa mas enorme de mi vida.
    La madre de todas las medusas.
    Los gritos de la chiquilleria en la playa, el panico de un matrimonio de Cuenca y la atenta mirada del socorrista de la Cruz Roja.
    Al final, vino el viejo pescador con una redecilla muy tupida, y me pidio que le ayudara.
    La sacamos de la orilla y la arrastramos mar adentro, donde ella, la bella medusa, se adentro en una suave corriente de agua templada y se encamino en hidrostatico equilibrio hacia las praderas de algas, donde la luz brilla en hermosos colores y el espiritu descansa afable, en contacto esferico con la salada mare de todas las mares.
    El viejo pescador habla poco.
    Solo me dijo, que el final de la vida es el principio de la verdad.
    ...
    Los chiquillos, desde la playa nos jalearon.
    Sus gritos se mezclaron con el sonido de las gaviotas.

    Como si toda la peña sintiera la necesidad de alegrarse a la vez.

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  4. Creo que sé de lo que hablas, mi "pastora" dice que me la repantinfla todo y, no, no me la repantinfla todo, ella está agobiada porque no llegamos a final de mes, también por temas de salud... Y yo, como dices, tengo la sensación de ser más "feliz y ligero" que nunca. En ocasiones me recuesto, en el bosque, en la playa, en el prado y puedo oír la música de la naturaleza, me fundo en ella, me siento parte integrante de ella, doy gracias a la vida, pienso en la gente a la quiero y me inspira, y me siento feliz, una felicidad que me llevo a casa y que relativiza,transforma en nimio todo eso que nos rodea y a que solemos dar tanta importancia. Al final las cosas pasan como tienen que pasar.

    Me gustaría que ella también fuera feliz...

    Ah, y todo sin ayuda de "sustancias". ��

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