martes, 26 de agosto de 2014

UNA ENTREVISTA.

Fuimos hace unos días al Carlos III para una revisión.

Le pedimos a la doctora saber en qué fase estábamos, qué evolución presumía que se podía dar,  en fin, estábamos desconcertados, y necesitábamos salir de la incertidumbre.

La doctora, bata blanca, pelo corto, pequeñita, pasitos cortos, decididos,  mirada dulce, como la hermana pequeña de Yogui,   nos habló con un respeto infinito, pero  a calzón quitado.

- Bueno, vamos a tratar de asuntos que no os atrevéis a hablar entre vosotros, y que es bueno que los saquemos ahora a la luz.

-  Esta enfermedad no tiene cura.Te vas a morir. La media en los enfermos está en tres, cuatro años.

- De los seiscientos enfermos que atendemos hay alguno  con más de veinte años de vida desde su diagnóstico. Así que mejor vivir al día.

- Tu evolución es lenta: has perdido el habla, esto afecta la respiración, la movilidad en manos y pies, pero a efectos de precisión: has perdido fuerza para abrir un bote de nescafé, desenroscar un recipiente, pero puedes ducharte, puedes andar...hay que luchar por mantener eso.

- No sufrirás al morir. Es algo parecido a una muerte dulce, como la del gas: deja de llegar oxígeno al cerebro y en dos segundos te vas. No pienses en un ahogo en medio del mar, no es así.

- Tienes un detalle que veo en pocos enfermos: te brillan los ojos. Tienes una mirada de esperanza, de vida. Tendrías que ver la de enfermos que vienen aquí con la cara mustia, un rictus de desesperanza permanente. Ya están muertos, y no es por la E.L.A. Tú no. Tú tienes muchas vida, y muchas ganas de vivir.

- Es normal que estés muy fatigada y sin ganas de hacer nada, que quieras estar siempre postrada. En realidad es como si llevarás, además de tu cuerpo, cuarenta kilos más , esa sensación es muy normal. En ese sentido, haz lo que te venga mejor para descansar.

- ¿Queréis saber algo más?...

Podéis imaginar nuestras caras.

- Gracias, hija de la gran puta - estuve a punto de decirle.

Pero la verdad es que nos vino muy bien tanta claridad. En realidad, nos dijo cosas que ya sabíamos, pero que entre nosotros nunca terminas de encontrar el momento de hablarlas.

Bueno, esa conversación, poco a poco, la vas digiriendo (¡quién fuera vaca para tener cuatro estómagos, y poder masticar y rumiar  dos veces algunas verdades!).

Cada uno lo hace a su modo. Vuelven los silencios. Alguna lágrima que enjugas al llegar a casa y encontrarla llorando...y la vida sigue

Ese día nos hicimos esta foto.


8 comentarios:

  1. Apuesto lo que quieras a que la pequeña de la bata blanca lloró al llegar a casa. Por ese brillo en los ojos.

    ResponderEliminar
  2. Todos deberiamos prepararnos para morir, viviendo.
    Y a la vez, prepararnos para vivir, muriendo.
    ...
    Y que me aspen si se como se hace !
    Igual las dos acciones son la cara de una misma realidad.

    ResponderEliminar
  3. Que emoción, Suso. Os envío mi cariño inmenso.

    ResponderEliminar
  4. ¡Qué foto tan bonita! (y...¡Mierda! ¡Qué ganas de llorar! Ya sé que no debe hacerse aquí, pero...¡cuando no se aguanta...no se aguanta!)

    ResponderEliminar
  5. uffffff, saber y no querer saber....... Sin palabras, un abrazo fuerte

    ResponderEliminar