domingo, 29 de diciembre de 2013

A CUALQUIER SER PODEROSO.


Hace tiempo que la literatura infantil / prejuvenil tiene un público objetivo distinto del que tuvo antaño, que eran los niños. 

Viví ese cambio hace años, cuando pasamos de los clásicos a otros un tanto raretes. Y es porque sus destinatarios son los profesores y padres progres.

Estas historias ya no tienen por qué gustar a los chavales, tienen que gustar al adulto como medio adecuado para transmitirle al joven valores guais.

Por supuesto, un valor guay es que la vida es una mierda.

Son libros transgresores pero en su justa medida, moderadamente rebeldes pero dentro de unos límites, pequeños soñadores con un gran mundo interior pero no por ello antisociales . Todo más o menos sí, pero con matices.

Y en este contexto se escribió Pobby y Dingan, de Ben Rice.

El libro cuenta la historia de Ashmol, un chiquillo más o menos rebelde de un pueblo minero de Australia que tiene que aguantar cómo todo el pueblo trata como reales a los dos amigos invisibles (Pobby y Dingan) de la lunática de su hermana: algunos los saludan por la calle, la madre les pone dos platos en la mesa a la hora de la cena…

Pero un día los dos bichos desaparecen, a la vez que la cría se pone enferma. Así, Ashmol comienza la búsqueda de Pobby y Dingan, al principio con resignación y al final con desespero creyendo que esa será la única manera de salvar a su hermana enferma.

En un momento de la historia , Ashmol, angustiado ante la salud de su hermana pequeña nos cuenta : «Me asomé a la ventana de mi cuarto y recé una especie de oración. Dije algo parecido a esto: “Por favor, que la gente busque a Pobby y Dingan”. Y junté las manos. Cuando acabé aquél rezo, me di cuenta de que no le había puesto dirección, y entonces murmuré: “P.D. Esta oración es para Dios o para cualquier ser poderoso que pueda oírme”.

¡Qué difícil es eso de la fe!

2 comentarios:

  1. ¡Pero difícil! Y más difícil que nos lo hacen, que lo hacemos...Igual, aunque no tengo ni idea, la fe es un final abierto.

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    1. La FE, así , con mayúsculas, es un final abierto, a condición que sea abierto a los demás.

      Sé lo que digo, pero no puedo decir más.

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