domingo, 15 de septiembre de 2013

OTRA VEZ.


Hay una novela inglesa del siglo XIX que transcurre en un pueblecito gales donde todos los años, desde hace más de quinientos, el pueblo entero se reúne en la iglesia a rezar en Nochebuena. Poco antes de medianoche encienden faroles y, entonando himnos y canciones navideñas, recorren varios kilómetros por un sendero en medio del campo hasta llegar a una vieja choza de piedra abandonada. Allí colocan las figuras del nacimiento, con pesebre y todo. Y con su sencilla piedad, se arrodillan a rezar. Con sus himnos entibian el aire gélido de diciembre. Todos los habitantes del pueblo que pueden andar están allí.

Hay un mito en ese pueblo, la creencia de que si todos los habitantes están presentes la víspera de Navidad y todos rezan con auténtica fe, entonces y sólo entonces, al dar las campanadas de medianoche, se producirá el Segundo Advenimiento. Durante quinientos años han acudido, año tras año, a rezar a esas ruinas de piedra; pero el Segundo Advenimiento nunca se ha producido.

A uno de los personajes principales de la novela le preguntan:

¿Crees que Él volverá a nacer, en Nochebuena, aquí en nuestro pueblo?

No —responde el interpelado, meneando tristemente la cabeza—. No, no lo creo.

Entonces, ¿por qué acudes todos los años? —pregunta el curioso.

Ah, ¿y si fuera yo el único que no está allí cuando suceda? —es la sonriente respuesta.

Ahora es cuando necesito esa pequeña brizna de fe que conservaba aquel hombre que cada Nochebuena regresaba a la ruinosa cabaña de piedra. Sólo una vez y nada más. Sólo la próxima vez, quizá entonces se produzca el milagro.

A veces pienso que no hay nada que hacer, que ya está escrito el guión. Pero sé que en es en ese momento cuando, si somos capaces de encontrar la más leve brizna de esperanza, quizá podamos dar la vuelta y regresar a esa cueva vacía, otra vez, como todos los días, a pedir un milagro.

4 comentarios:

  1. Te sigo escuchando chico .
    ...
    Hay una historia que me gustaria compartir contigo.
    En el pueblo donde vive mi hermana, Yecla, un grupo de mujeres han formado una asociacion ciudadana.
    Se llama Mujeres que aman.
    El otro dia las conoci.
    Se juntan a leer y a hablar, y luego toman clases de baile.
    Son todas mujeres a las que la vida les ha dado algun palo gordo.
    Viudas, madres que han perdido un hijo, madres solteras, cosas asi.
    Se han organizado para digerir sus circunstancias y para ayudarse en continuar con lo que consideran su funcion fundamental en la vida, seguir amando.
    Mi hermana esta con ellas, y se ayudan entre ellas.
    Y es esperanzador ver como cualquiera que sufre, es admitido en el grupo.
    Como si el verdadero milagro fuera ayudarse unos a otros.
    ...
    Hace cuatro domingos fui a comer con ellas.
    Les regale un truco de magia.
    Y las bese a todas.

    Como si fueran estrellas de mar.

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  2. ¿Qué hay que hacer para apuntarse?

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