domingo, 8 de septiembre de 2013

UN RAMO DE FLORES.


Bennet Cerf relata este conmovedor episodio sobre un autobús que iba dando tumbos por un camino rural en el sur de los Estados Unidos.

En un asiento iba un delgadísimo anciano con un espléndido ramo de flores frescas en la mano. Al otro lado del pasillo viajaba una muchacha cuyos ojos se volvían una y otra vez hacia las flores. Cuando le llegó el momento de descender, impulsivamente, el anciano dejó caer las flores sobre la falda de la chica.

Ya veo que te gustan las flores —explicó—, y creo que a mi mujer le gustaría que las tuvieras. Le diré que te las he dado.

La joven le agradeció las flores y se quedó mirando al anciano que, tras bajarse del autobús, cruzó el umbral de un pequeño cementerio.

Estamos vivos, no lo olvides. Cuida de tus vivos.

1 comentario:

  1. Mi padre falleció hace dos años.Tu entrada me ha recordado una conversación que mantuvimos días antes de su muerte.No quería que fuésemos con flores al cementerio porque allí no hay nada, sólo despojos.Y añadió "si queréis visitarme hablar conmigo,os escucharé".
    Es lo que hago.

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