sábado, 14 de diciembre de 2013

COMPARTE


Cuando alguien te hable de la muerte, de su muerte, no cambies de tema.

No te preocupes por lo que va a decir. Escúchale, tócale, acaríciale, muestra lo que sientes.

Comparte tus sentimientos de impotencia, de amor , de cercanía. Admite que no sabes lo que está pasando, que no tienes todas las respuestas. Reconoce que estás desconcertado, a veces impotente ante esa situación. Que tú también sufres.

Cuéntale que te sientes culpable por estar sano, que a veces rezas pidiendo que esa enfermedad fuese la tuya. Que tú también tienes miedo.

Esos sentimientos son normales. Compártelos. Sé muy sincero.

6 comentarios:

  1. Ayer cuando conducia muy temprano, tuve como un flash. Tu ibas a mi lado, de copiloto, y Manu en el asiento de detras.
    Yo estaba inabitualmente callado y trataba de usted a Manu.
    Concentrado en conducir rapido para llegar a una estacion de trenes.
    Sonaban los Beatles.
    Manu sonreia.

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  2. Pienso que es una suerte querer tanto como para decir que me gustaría que tu enfermedad fuese la mía... me parece una maravilla.

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  3. Había pensado escribir por correo, pero la afirmación de la Entrada me lo ha puesto en bandeja, para decirle a Suso que hace unos meses, yo también rezo para ser la enferma y no Manu.
    Mi inutilidad es patente y lo digo sin melodrama alguno.
    ¡Ella es tan necesaria!
    En fin...ya se verá...
    Lo digo sinceramente y de corazón.
    Un abrazo
    A

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  4. Un entrañable deseo el tuyo, Suso. Hoy me has emocionado de manera especial.

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