martes, 11 de marzo de 2014

ATARDECER.


Está llegando la primavera. ¡Parece que viene temprana, con ganas! 

Ha sido un invierno largo, acerado, incisivo, canino.

Estas tardes últimas aparece el salón con una luz de color de melocotón que pone como un embeleso en los ojos. Largo rato se mantiene en el ambiente este color que viene de las ventanas que dan al jardín, pero luego va lentamente mudando en un color de rosa pálido. Y luego este color de rosa se va densificando y tomando un color naranja , muy vaporoso , que tiñe los cristales de la ventana. Y este color anaranjado , el que canta Venditti en Roma capoccia “ cuando el anaranjado del crepúsculo enrojece” —que se produce cuando el sol agoniza— se transforma luego en la gama de difusos malvas sombreados, sombras flotantes...

La tarde muere dulcemente.

Manuela está tumbada en el sofá mientras watsapea con las amigas. Los colores se rompen en la ventana. La luz, huidiza, se ha difuminado. Ya no se ve nada. El paisaje ha desaparecido, en el cuarto oscuro el silencio parece haberse acentuado.

He dejado de leer el libro que tengo entre manos, y uno se queda un rato todavía con los ojos hipnotizados en la ventana...

1 comentario:

  1. Llega la noche.
    El giro del planeta Tierra nos oculta el Sol.
    Nadie diría que avanzamos a treinta kilómetros por segundo, todos juntos, en relación al Sol.
    ¿Todos juntos?
    ¡Venga ya!
    Si nos pasamos el día discutiendo unos con otros...
    ¿Todos?
    ¿Estás seguro que todos hacemos eso a la vez?
    ...
    Completamente seguro.
    Desde que vemos la luz, hasta dejamos de verla, es algo que hacemos todos juntos a la vez.
    ...
    Un truco cojonudo.

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