lunes, 10 de marzo de 2014

LA ALEGRÍA EN UN ENFERMO.


La alegría en un enfermo es un puente muy pequeño entre su corazón y el tuyo. Se encuentra en lo menudo, en lo imprevisible. Se busca sin querer y, súbitamente, suena a lo lejos como una campana tañida por un ángel que se propaga por el aire hasta llegar a ti, a los dos.

Son cosas muy sencillas, como la visita a un bebé, la mirada de una madre, o un beso acariciando los labios, la luz nueva que colorea el salón, o un watsap ingenioso.

Esa alegría a Dios le tiene que conmover y, quizás, despertar.

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