martes, 21 de enero de 2014

UNA VISITA A LA INSPECCIÓN.


Fuimos temprano a la inspección médica. Nos habían citado para cursar la posible baja permanente.

La delegación se presenta con una recepcionista uniformada , y en la sala de espera un guardia de seguridad con cara de pocos amigos que toma nota del DNI. Todo tiene su razón de ser: mucha de la gente que espera allí , somnolienta y lanar, esconden un borde , una picaresca que se las sabe todas.

Llaman a una. Se levanta la señora sofocada, expectante a una visita que, intuyo, puede ser la lotería de su vida. Le acompaña un hombre muy de este Valladolid de aluvión industrial. Puede ser un “Fasero”, un “Michelinero”....un poligonero.

Salen a la media hora, malencarados y a gritos. Parece que no les han concedido la baja que pedían. La señora , abotargada y con una papada de pliegues acordeónicos, se queja sin mirar nadie. Es algo estéril, porque allí cada uno va a sus asuntos.

Nombran a Manuela y entramos en el mismo despacho.

Nos recibe sentado en una mesa neutra, metalizada, a juego con las luces de neón del techo, un médico con cara de funcionario. Nada en él hace presumir la bronca que le acaban de echar hace un minuto. El hombre, con aires de tortuga, se muestra hierático, está , como la tortuga en su pecera, en su elemento exacto, de una rotunda obviedad, acostumbrado a ese paisaje, invulnerable a cualquier drama que pueda presentarse. Cerrado a toda sorpresa desagradable.

No se cree nada este personaje.

Estudia detenidamente el informe de Manuela. En sus pupilas , y en un mal tragar que le sube y baja la gola en la garganta de un modo notable, parece que sabe a qué nos enfrentamos.

- ¿Qué quiere que haga?- pregunta con monótona profesionalidad.

- Me gustaría estar un año más con la baja temporal- contesta Manuela con su voz gangosa, ya casi difícil de entender.

- Le puedo cursar la baja permanente.

- Si puede ser, quisiera esperar un año, a ver cómo evoluciona...me gustaría volver a trabajar.

- La verdad es que usted no ha tenido una baja en toda su vida laboral- comenta mientras mira la pantalla del ordenador.

- Me gusta mi trabajo.

- Muy bien, le tramito un año más...de todas formas, en cuanto usted quiera, venga por aquí y yo me encargaré de gestionar la permanente. Por aquí me refiero a este despacho, a veces se puede tramitar mal y perder derechos.

Tuve la sensación que aquel hombre escondía una emoción...quizás, o mejor,una intuición que le emocionaba.

Y yo también tuve la misma emoción.


9 comentarios:

  1. Pocas veces habrá escuchado este hombre con tanta sinceridad un "quiero volver a trabajar, me gusta mi trabajo, necesito un año más" y pocas veces habrá visto tan claramente que sin Manuela estaba ante él el motivo le superaba,

    Nada como la verdad pura y dura

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  2. Impresionante. Para comerla a besos. Gracias por escribir esto. Un fuerte abrazo.

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  3. Yo también me he emocionado, vaya pedazo de mujer que no deja de sorprenderme... Besos a ambos y enhorabuena por ser así. Emma Morley.

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  4. La emoción no estaba escondida, latía grande. A mí también me ha emocionado, de tan evidente.

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  5. ...Nada que añadir Suso. Siempre aprendiendo de vosotros.
    Gracias

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  6. http://www.youtube.com/watch?v=iVF9eB3RGN8.
    Milonga del ángel. A. Piazzolla.
    Música que acompaña al corazón.

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  7. Un abrazo. Gracias por escribir

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  8. Emoción que se contagia como un torbellino observando a Manuela.
    Besos a los dos.

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  9. Sabes que llevo meses de hospitales con el tema de mi niña.
    Sabes que con el personal que mas he convivido han sido las enfermeras.
    Sabes que las bese a todas en señal de agradecimiento.
    Asi, que ya lo sabes todo.

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