miércoles, 8 de enero de 2014

"POLIS Y LADROS"


Lo cuenta Ratzinger en “Cooperadores de la Verdad”. 

Refiere la anécdota de Elie Wiesel en la que «Jehel, un joven muchacho, entró llorando precipitadamente en casa de su abuelo, el famoso Rabí Baruch.... se lamentaba: mi amigo me ha abandonado, ha sido injusto y poco amable conmigo.

- Vamos, vamos, ¿no puedes explicármelo más despacio?, le preguntó el maestro

- Sí, respondió el pequeño. Hemos jugado al escondite. Y yo me he escondido tan bien que mi amigo no ha podido encontrarme. Así pues, cansado, ha dejado de buscarme y se ha ido. ¿No ha sido antipático?".

Recuerdo el gozo que de chaval me producía jugar al escondite, a “polis y ladros” , y esa sensación de furtivo que es buscado- a veces pasaba el “policía” tan cerca que podías escuchar los latidos de su corazón. En esos momentos de un silencio expectante, ese escondite te parecía misteriosamente atractivo y seguro.

Pero si dejan de buscarte y te quedas abandonado a tu suerte, la cosa cambia. Nada tiene sentido. Estás allí más colgado que un fuet...

Ratzinger considera que lo mismo ocurre con Dios: “ Él se ha ocultado y nosotros no lo buscamos. Imagínate lo que esto significa: Dios se ha ocultado y nosotros no lo buscamos ni siquiera una vez. En esta pequeña historia se puede descubrir de modo manifiesto el sentido de la Navidad. Dios se oculta (…). Espera al hombre».

Yo lo veo de otra manera. Creo que es Él quien me busca...y, de momento, aún no encontré el modo que Él quiere, y nosotros necesitamos...tal vez ya me ha visto, y se está haciendo el tonto.

5 comentarios:

  1. ¡Cuánto fastidia esto! Entiendo perfectamente eso que dices, cuando parece que la voluntad de Dios nunca coincide con la tuya. ¡Si al menos nos dieran las razones!

    ResponderEliminar
  2. Yo voy por la misma senda, Suso.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Buenos días Mauricio

    Esa claridad es la que necesito para aplicar a mi vida. Tambien estoy en el camino, aunque me he distraído por varios senderos.

    Un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
  4. A mí siempre me han dicho que la clave es hacer la Voluntad de Dios y no la nuestra. Y la Voluntad de Dios siempre entendida como fortaleza, sacrificio y entrega. Al final, he acabado creyendo que mi voluntad es contraria a la de Dios y que mi Libertad es puro egoísmo. Eso, por momentos, frustra mis ilusiones y, en consecuencia, mi alegría.


    En este tipo de casos , pienso que no están de más estas palabras de Benedicto XVI: "...el Cristo que se ha indignado con los mercaderes de objetos de piedad establecidos en el patio del templo y que, en las Bodas de Caná, ha participado en la alegría de los invitados, no encuadra en el ideal estoico de la espiritualidad impasible. Él ha puesto toda la pasión del hombre verdaderamente humano al servicio de lo divino, al servicio de ese Dios celoso e irritable, pero que es siempre un Dios de amor.
    Esta toma de conciencia ha conducido a un cristianismo humano, vital, abierto al mundo, en una palabra, a lo que se ha dado en denominar un cristianismo encarnado: un cristianismo que no se agota en las mortificaciones, la huida del mundo y la espera del más allá, sino que se abre con simpatía al mundo y se inserta en la vida de hoy, se alegra de todo lo que es bello, noble y grande, y descubre en ello la huella de los valores cristianos que deben encarnarse de nuevo y realizarse como una responsabilidad de nuestra época."

    ResponderEliminar