lunes, 13 de enero de 2014

LÁGRIMAS.


Parece que sólo lloramos nosotros. La especie, digo. Nos comunicamos llorando nada más nacer. Y algunos escriben con lágrimas, su primera caligrafía.

Para mi una de los rostros más hermosos que existen es el de una mujer llorando. Pero llorando de un modo sereno.

Y uno de los más despreciables es el de una mujer llorando para chantajearte. Esas lágimas fáciles, histéricas, que buscan la compasión. Algunos niños también saben mucho de eso.

Y algunos hombres.

Lloramos porque nos compadecemos, nos ponemos en el lugar del otro y sentimos , más o menos, lo que le sucede. Por eso para llorar hay que tener algo de imaginación.

Los que no tienen imaginación les cuesta llorar. No tanto porque sean fríos como porque viven en papel apaisado y con cuadrículas.

Pero los años te hacen descubrir un dolor nuevo: cuando lloras  por ti: sentimos compasión por nosotros mismos porque vemos ese dolor como propio. Lo vivimos.

Y esas lágrimas, ¡cuánto bien nos hacen!.

Nada que ver con las fingidas, como Nerón derramando y depositando una lágrima por Petronio, lágrimas que siempre tienen espectadores.

Está bien llorar por uno mismo.

4 comentarios:

  1. ¡Qué Entradaza, maño!...ojalá pudiera yo llorar a mares, sufriría menos pero...no sé fingir y no tengo lágrimas...
    Un abrazo
    A

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  2. Dicen los científicos que a los hombres os corta tanto el rollo que lloremos porque las lágrimas de las mujeres tienen unas hormonas especialmente concebidas para repeleros...
    Explicación: Así las pobrecitas cromañonas evitaban ser violadas por los bestias cromañones...
    Eso dicen... Me gustaría saber cómo averiguan esas cosas...
    Emma Morley.

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    Respuestas
    1. ¡Se las inventan!...la antropología es el arte de hacer de un hueso una novela.

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  3. Je, je: ayer, cuando Cristiano Ronaldo recibió sus balón de oro y se puso a llorar ¿a quién quería repeler? ¿Qué tipo de lágrimas eran?

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