martes, 7 de enero de 2014

MODOS DE REACCIONAR.


Con la enfermedad de Manu compruebo las diferentes formas de enfrentarse a la amiga enferma, a la familia, al amigo .

Hay quien tiene respuestas de bolsillo, que adviertes que nunca han pasado por un trance así, y quien sí sabe de lo que habla.

De los primeros, están los discretos,- callan y acompañan a su manera- y los impertinentes, los menos, esos que te dicen que “sólo se vive una vez”, “así es la vida”, y tópicos así. Hablan de oídas y desafinando.

Otros sí saben de qué hablan, pues han pasado por situaciones difíciles y se ponen en tu lugar.

También se dan dos reacciones: los que tienen fe, y los que no. La fe no tiene por qué ser religiosa. Basta que sea trascendente: creen que hay algo o alguien más.

Entiendo a los dos, y a veces me muevo cruzando las tres fronteras, la de la fe, la agnóstica, la atea. No tengo claro nada, y busco. 

En “El hacha”, de Gary Paulsen, cuando un chico, a punto de que su avioneta se estrelle , ha muerto el piloto, y él se ha quedado solo en la cabina, únicamente sabe decir: «—Por favor —dijo Brian. Pero ni siquiera supo qué o a quién pedir—. Por favor...»

1 comentario:

  1. Están los que te compadecen, los que te dan lecciones, los que te juzgan, los que se escandalizan...Todo depende de lo que conocen de ti, que es una parcela reducida, y de lo que han vivido ellos.
    Creo que lo mejor es acompañar en silencio, sin preguntas.

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