jueves, 9 de enero de 2014

TÚ ERES ESO.


Schopenhauer se hacía la pregunta en su ensayo Sobre los fundamentos de la moral: “¿Cómo es posible que un sufrimiento que no sufro yo, ni me concierne, me afecte inmediatamente como si fuera mío, y con tal fuerza que me lleva a la acción?

Es un misterio difícil de explicar. Ponerse en el lugar del otro no es algo desconocido ni siquiera para el egoísta de corazón más duro. Aparecen ejemplos todos los días ante nuestros ojos de respuestas de este tipo, instantáneas, sin reflexión, de una persona ayudando a otra, yendo en su auxilio, aún poniendo su propia vida en claro peligro por alguien a quien ve por primera vez, sin tener en mente nada más que la necesidad del otro y el peligro que corre su vida ...”

La respuesta de Schopenhauer era que la reacción y respuesta inmediata representaba la emergencia de una revelación metafísica que nada expresa mejor que la frase “Tú eres eso”.

Nos identificamos con algo distinto de uno mismo, de modo que el otro ya no sea percibido como uno extraño indiferente sino como una persona “en la cual sufro, a pesar del hecho de que su piel no envuelve mis nervios”.

La frase “tú eres eso”, los católicos la llamamos “comunión de los santos”.

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