miércoles, 28 de agosto de 2013

AHORA.


Me preguntan explicación de una entrada de hace unos días...¿cómo se hace para vivir sólo en el presente y que no nos afecten los problemas pasados y futuros?. 

La verdad es que no lo sé, e imagino que cada maestrillo tendrá su librillo. El mío lo descubrí por azar o, mejor, descubrí que hacía años que practicaba el ejercicio mental de observarme desde lejos, y a distancia, y esa distancia me permitía revisarme , y juzgar a los demás, como si viese una película: mi película. 

Antes de tener lo que se llama uso de razón era frecuentísimo que en mi imaginación recreara lo que me estaba sucediendo. Si iba andando, si cruzaba la calle, si estaba en clase, si en Misa con mi familia, casi simultáneamente, veía esas escenas como sentado en una butaca de cine. 

Después, incluso ahora, mientras tecleo esta entrada, lo he seguido haciendo. Es como una segunda naturaleza. No siempre el guión me ha gustado. He vivido cosas que me han dado mucha vergüenza revivirlas, otras resultaron patéticas, bastantes ridículas, aquellas muy divertidas, y las de allá no sé, ¡misteriosas!. 

Verme así, en la distancia, me ayudaba a entenderme, a no culpabilizarme, pues al final nuestras vidas son comedia, tragedia, vodevil, enredo ,arrepentimiento, egoísmo, generosidad...¡qué se yo!. Y no le daba más importancia que la que tenían en ese momento.

Comenzaban allí, y allí terminaban.

Esa es mi manera de vivir sólo en el presente. 

Hay otros, los conozco, que se preguntan varias veces al día “¿qué está ocurriendo en mi interior ahora mismo?”. Se miran desde dentro, que es otra forma de observarse. Al menos está tan interesado de lo que ocurre en su interior como en lo que ocurre fuera. Viven en el presente, sólo el presente, y saben que si en su interior está bien, lo exterior está en orden. 

Es posible que la entrada te parezca una gilipollez, si es así, olvídala. Serán cosas mías.

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