miércoles, 21 de agosto de 2013

JUSTICIA

Desde que nos anunciaron la noticia despierto insomne a horas intempestivas. Me  voy a andar de madrugada  , pienso, fabulo, y  rezo.

El sentimiento de justicia nace precedido del  probar en nuestras carnes la injusticia.

Cuando el desgraciado se siente abrumado por el dolor , además de quejarse, grita   “¡No hay derecho!”. Lo estamos viendo a diario con el asunto de las preferentes, casos, algunos, muy dolorosos e  injustos.

Job, abrumado por su dolor, se enfrenta a Dios…”no me  condenes ; hazme saber  por qué me sujetas a  juicio. ¿Te  trae  provecho oprimir, desechar la obra de tus manos y  mostrarte  favorable  a  los designios de los  malvados?".

Y concluye  con una pregunta  desgarradora “¿ para qué  me sacaste  del seno de  mi madre?”.

Y nace en nosotros  un sentimiento de compasión. Nos identificamos con el dolor  ajeno . La dureza  de corazón   es la pérdida de algo esencial.  Cuando sentimos  el  sufrimiento de  otra persona   nos  parece que ha   surgido  un   enemigo  común. El  dolor  es la  bestia  a  batir.

Pero me sigue pareciendo injusto.  Y  no  es  compasión  lo que siento dentro de mi.  Es  un impulso instintivo  que   me  lleva  a  desear con  todas  mis fuerzas  que  , si de  verdad quieres  hacer  justicia, sea yo el  reo de  ese castigo.

Porque yo, bien lo sabes, sí merezco  esa  pena.

2 comentarios:

  1. Leyéndoos…

    Y conforme, casi hasta el final.

    Pero tú, ¿merecedor de qué…?

    ¡Merecedor del gran amor que os tenéis!

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  2. Olvida la culpa. La vida es un misterio; la enfermedad y el sufrimiento forman parte de ese misterio. No entendemos. Nos sentimos perdidos. La enfermedad no es consecuencia de los hechos de nuestra vida, es circunstancia. No hay culpa. Nadie la merece. Simplemente es.

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