viernes, 16 de agosto de 2013

UNA SOLA CARNE.


Viví años con un psiquiatra. Un día, sin venir a cuento, me comentó que yo tenía una forma de ser que me libraba de la neurosis y, probablemente, de la locura.

“Todo lo verbalizas. No ocultas ningún sentimiento bueno o malo que puedas tener. Te comes las uñas, te despellejas los dedos, fumas como un carretero, ríes con ganas. Hablas con pasión...echas todo al exterior, tiras constantemente por la borda peso muerto. Y eso te salva de la locura. Si no lo hicieras, estarías para atar”.

Me quedé con la copla. Conocerme ha sido una obsesión. Desde adolescente, cuando pillé un libro titulado “Caracteología de la infancia y de la adolescencia” subrayado por mi padre, y con notas suyas manuscritas donde con frecuencia escribía “Suso”.

La verdad es que el Suso que el tío subrayaba entonces a mi no me gustaba nada. Hoy me reconozco en esas notas. El tratado era un tocho de La Senne y Le Gal. Lo empollé de arriba abajo.

Esto de “echar lastre”, o esas “ maniobras de descompresión” que se dan el buceo, es lo que hago con este blog, o cuando escribí “la recomposición de la crisma”...me sienta bien.

La Piedra no es así. Y esto e lo que estoy aprendiendo estos días: somos dos. Nos queremos, pero somos dos. Ella no es como yo, y yo no soy como ella. Eso de que en la pareja son una sola carne es mentira. Siempre seremos dos: cada una con su sensibilidad, su manera de vivir la fe, el amor, o lo que entendemos por vida.

Pero es ella la que sufre. Yo nunca he vivido, así, pegado tan cerca , con una persona gravemente enferma.

Y en eso estoy...

1 comentario:

  1. Sabrás hacerlo muy bien; tienes humildad, alegría y amor. Con ellos sabrás tenderle tu mano y meterte en los charcos que os sorprendan.

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